Recíproco es un adjetivo que se emplea para calificar una tipo de relación entre dos personas o cosas. Los individuos mantenemos vínculos de unión, damos y recibimos y, en definitiva. intercambiamos cosas. Podemos intercambiar sentimientos, dinero, objetos o información. Si hay un nexo de unión entre dos partes y ambas reciben lo mismo que han dado, podemos hablar de una reciprocidad.
Pensemos en un sentimiento, el amor. Alguien puede amar a otra persona, pero no ser correspondido, por lo que no hay un amor recíproco. De manera semejante, una persona puede ayudar a los demás y no ser ayudado cuando lo necesita. Así, lo recíproco actúa cuando hay coincidencia entre dos partes, es decir, cuando existe la misma idea o sentimiento y se ofrece y se recibe de manera análoga.
Los comportamientos de tipo recíproco forman parte de la sociabilidad. Si saludamos a otra persona, lo lógico es que seamos también saludados por ella. Es un mecanismo social muy interiorizado. Incluso se podría decir que es como una moneda, se paga con ella y recíprocamente se recibe otra moneda igual.
No respetar la reciprocidad en la conducta es un síntoma de mala educación y de un comportamiento inadecuado. Se trata de convenciones sociales muy arraigadas, pero que permiten mantener una cierta armonía.
Si algo funciona de manera recíproca esto quiere decir que tiene una proporcionalidad. Socialmente es imprescindible que haya una proporción en toda relación. En una empresa, el trabajador recibe un salario y ofrece a cambio su tiempo y su energía. Este vínculo se plasma en un cotrato y de manera implícita hay un compromiso recíproco. Si una de las dos partes no cumple con lo pactado, la reciprocidad desaparece y surge un problema que puede desembocar en los tribunales. Lo que hará el juez será dictaminar qué parte no ha realizado aquello que debía hacer.
En el contexto político, se establecen relaciones y acuerdos bilaterales, los cuales se fundamentan en un criterio de reciprocidad. En otras épocas de la historia, las relaciones individuales y entre naciones no funcionaban con mecanismos recíprocos, ya que la sociedad estaba jerarquizada y no había una idea de igualdad formal ante la ley. En la Edad Media, las personas eran súbditos de un reino y en la actualidad los individuos son ciudadanos, los cuales tienen los mismos derechos. A partir de esta idea de igualdad tiene sentido hablar de relaciones recíprocas, pero en una sociedad estamental o totalitaria lo reciproco se limita al ámbito privado.