El término punible es un adjetivo calificativo que sirve para señalar o designar a todo aquello que es considerado como peligroso o dañino y por tanto debe ser sancionado o castigado. El concepto de que algo pueda ser punible es muy común en el mundo del derecho y las leyes pero puede, sin embargo, ser utilizado en la lenguaje cotidiano e informal.
La etimología detrás de la palabra
Como la mayoría de los términos que se utilizan hoy en día en el lenguaje del derecho y legal, ‘punible’ es un término que proviene del latín. Aunque no puede ser traducido con una palabra exacta, la idea representa algo así como ‘lo que merece castigo’. Punible es entonces una cualidad que se puede aplicar sobre el comportamiento de una persona y que significa entonces que alguien comete un delito, una infracción o un hecho de peligro para la convivencia pacífica y el orden social.
La necesidad de castigar comportamientos en pos del bienestar social
Cuando comienzan a desarrollarse las nociones de crimen y castigo en las primeras sociedades humanas aparece la noción de que algo sea punible o castigable. En las comunidades antiguas eran vistos como delitos los robos, los asesinatos y la violencia pero todos estos actos se castigaban con violencia similar. Al mismo tiempo, en las sociedades antiguas no existía el castigo sobre actitudes que hoy en día parecen insostenibles como por ejemplo la existencia de la esclavitud.
A pesar de que los contenidos que hacen que algo sea punible o no cambian con el tiempo y con el contexto de cada sociedad, la realidad nos dice que en todos los grupos sociales existe una necesidad de establecer parámetros para señalar qué comportamientos son aceptados y cuáles no. Esto quiere decir que se establecen legalidades mayor o menormente formalizadas que permiten convivir sabiendo cuándo se comete un delito y cuándo no.
El debate sobre la punibilidad de diferentes acciones
Dentro de las diversas teorías legales y del ámbito del derecho existen aquellas que se consideran más comprensivas del contexto en el que ciertos delitos pueden darse. Estas corrientes intentan no hacer de lo punible un acto lineal que se aplica en todos los casos sin comprender el por qué o el contexto en el que se dio el acto y así se enfrentan con aquellas líneas más conservadoras que hacen de lo legal un arma para controlar y vigilar a la sociedad.
A las corrientes que mencionamos se las llama «garantistas» por darle lugar a las garantías personales que se consideran están siempre por arriba de la posibilidad de una persona de ser castigada.
Imagen: Fotolia. retrostar