Siguiendo la teoría política de la división de poderes, el poder ejecutivo es aquel que se encarga de la gestión del Estado, con potestad de ejecutar y hacer ejecutar las leyes.
Resulta fundamental resaltar que el poder ejecutivo es interdependiente de los poderes legislativo y judicial, de forma que uno no puede pasar por encima de los otros.
División del poder ejecutivo
Según las funciones desempeñadas es posible hacer tres subdivisiones del poder ejecutivo.
En primer lugar estaría su función reglamentarista, según la cual el poder ejecutivo puede dictar reglamentos y decretos que han de ser cumplidos por los ciudadanos. En segundo lugar se situaría su función administrativa, que incluye la labor desarrollada en ministerios, intendencias, gobernaciones, delegaciones, secretarías de estado o empresas del estado. Y por último estaría la función política, mediante la cual se busca conseguir el objetivo de que los ciudadanos vean satisfechos sus objetivos de la mejor forma posible. Para ello el poder ejecutivo toma medidas como el nombramiento de ministros, la firma de tratados o el llegar a acuerdos comerciales con otros países.
Organización del poder ejecutivo
Habitualmente hay dos grandes grupos a la hora de dividir a los países según la forma en que organizan su poder ejecutivo. Por un lado se encontrarían los sistemas parlamentarios, que tienen su origen en la tradición inglesa. En estos sistemas se diferencia la figura del Jefe de Estado, con unas funciones muy específicas y concretas, de la del Jefe de Gobierno, que generalmente es realizada por un gabinete. Este gabinete, según el país, puede estar encabezado por un primer ministro (Inglaterra), un canciller (Alemania) o un presidente del gobierno (España), el cual es elegido por los miembros del Parlamento nacional. Es importante señalar que los ciudadanos eligen a los miembros del Parlamento y estos son los encargados a su vez de elegir a los representantes del poder ejecutivo.
En el caso de los sistemas presidencialistas, cuyo mejor ejemplo se encuentra en el caso de Estados Unidos, el Presidente aúna en su sola figura los cargos de Jefe de Gobierno y Jefe de Estado, siendo elegido directamente a través de elecciones populares.
Un caso particular es el sistema francés, ya que contiene parte de ambas formas de organizar el poder ejecutivo, por lo que en muchos casos se le suele denominar como un sistema mixto. En su caso, hay un sistema de autoridad dual, donde el Presidente es elegido por los ciudadanos en elecciones libres, mientras que el Primer Ministro es elegido por los miembros del Parlamento.