La percepción visual es la capacidad de ejercer el sentido de la vista en un organismo determinado. La misma puede variar desde ser enormemente dependiendo del organismo en cuestión, desde la ceguera hasta la extrema precisión en animales de caza. La percepción visual en el hombre suele variar con la edad y dependiendo de condiciones congénitas; en la mayoría de los casos las variaciones no significan un problema significativo, aunque como en toda circunstancia, existen excepciones. La percepción visual se debe fundamentalmente a la captación de las ondas de luz que refractan en los objetos y que se proyectan en el fondo del ojo para luego ser decodificadas por el cerebro; dicho proceso es una de las maravillas de la naturaleza por su complejidad.
Para hacer referencia a la percepción visual es menester tener en consideración al funcionamiento del ojo, órgano encargado de captar las ondas de la luz y que está presente en los seres vivos que tienen este tipo de percepción. Dicho órgano capta la luz y la envía a través de impulsos eléctricos al cerebro. El fenómeno de ver comienza cuando la luz que refractan los objetos atraviesa el iris; dicho elemento regula dicha entrada (se dilata y se agudiza según la circunstancia). La luz que penetra al ojo se proyecta en la retina, un tejido especialmente reactivo la influencia de ésta. Allí se transformará finalmente en impulsos que pasarán a través del nervio óptico hacia el cerebro. Muchas de las innovaciones tecnológicas que hoy en día nos parecen comunes y corrientes tuvieron su inspiración en la forma en la que opera el ojo.
Algunos animales tienen un desarrollo de la percepción visual muy superior al de nuestra especie. Así, por ejemplo, las aves tienen una gran capacidad en lo que respecta a la visión, circunstancia que se explica en buena medida como una adaptación al hecho de estar en vuelo permanente; esta particular capacidad es especialmente destacada en algunas aves de presa que además tienen una visión periférica. En cuanto a los mamíferos, la percepción visual es menos desarrollada pero no por eso menos importante; en el caso del hombre, por ejemplo, constituye uno de sus sentidos más necesarios.
A pesar de que es fácil entender en términos abstractos la forma en que el proceso de percibir visualmente los objetos se lleva a cabo, lo cierto es que no por ello deja de ser sorprendente la forma en que la mente humana decodifica los impulsos que le llegan del ojo. En efecto, es en el cerebro en donde se construye finalmente la imagen.