Dentro de todas las funciones posibles que puede desarrollar una mente encontramos un sinfín de formas de pensamiento que surgen a partir de diferentes situaciones o necesidades. Una de ellas es el pensamiento divergente, un tipo de forma de ejercitar la mente que se escapa a la tradicional y lógica y se basa más que nada en la imaginación, la creatividad, etc.
¿Por qué llamamos a este tipo de visión como «pensamiento divergente»?
Para partir desde el principio, es adecuado señalar por qué el pensamiento divergente se llama así. La palabra divergente hace referencia a todo lo que es distinto, que se erige como diferente frente a algo. Es aquel que se estimula para que la persona deje de lado el pensamiento de tipo racional y lógico y recurra a otras habilidades que pueden asociarse más al sentir y no tanto al funcionamiento del cerebro: la creatividad, la imaginación, la no linealidad, etc.
Una de las formas de entender el pensamiento divergente es comprenderlo como una alternativa a la forma tradicional de razonar
Justamente, lo que estimula y lo que busca lograr el pensamiento divergente es al conjunto de habilidades que escapen a la lógica, a la linealidad y piensen creativamente diferentes soluciones a un mismo hecho. El pensamiento divergente también insiste en que la creatividad no es algo excluyente de algunas personas sino que es algo que cualquier persona puede desarrollar a partir de la práctica y la paciencia. Así, ser creativos, imaginativos y pensar «fuera de la caja» como se dice hoy en día incita a que la persona no piense linealmente en forma de causa-resultado sino que considere un sinfín de variables más complejas e interesantes.
La importancia en la educación
La teoría del pensamiento divergente busca romper con la estructura tradicional de la educación masiva que supone que todas las personas responden del mismo modo a igual estímulo.
En este sentido, quienes sostienen la importancia del pensamiento divergente, plantean un conflicto o un problema y a partir de ellos invitan a las personas a que encuentren soluciones de manera poco tradicional o recurriendo a diferentes estrategias que permitan a los alumnos a aprender de modos muy distintos. Esto puede darse a partir del uso de diverso tipo de material, consignas más libres y sueltas, atención a los procesos, etc. Para esto es esencial la presencia de un docente que acompañe y estimule este tipo de pensamiento sin caer en las formas tradicionales de actuar y de enseñanza.
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