De todos los filósofos presocráticos, es decir, anteriores al filósofo Sócrates, Parménides, es sin dudas el más destacado y también del cual más información se pudo obtener, ya que aunque habría escrito una sola obra, Sobre la Naturaleza, en verso épico, su conservación fue tal que permitió reconstruir algo de su historia y lo más importante: su pensamiento por aquel entonces…
Filósofo griego presocrático
Parménides nació entre el año 530 y 515 A.C, justamente en la ciudad griega de Elea, de ahí su denominación.
El pensamiento de Pármenides se presenta como una revelación divina que se divide en dos partes, por un lado, la vía de la verdad, la cual se aboca a aquello que es, del ente, más precisamente. Allí expone diferentes argumentos que manifiestan sus atributos; al ser ajeno a la generación y por tanto indestructible es lo único que se puede confirmar como existente y sin cambio.
Y por otra parte, en la vía de las opiniones de los mortales, Parménides se ocupa de asuntos tales como la constitución y la ubicación de los astros, de los fenómenos meteorológicos y geográficos y el origen del hombre, lo que se dice una auténtica y completa doctrina de cosmología.
Maestros y alumnos con los que se convierte en referente de la Escuela Eleática
En lo que respecta a sus propios maestros se destaca Jenófanes, quien nace en Colofón, en Asia Menor, quien abandona su tierra natal hacía el año 545 A.C. y decide asentarse en Grecia primero y luego en Sicilia.
Primero se establece en Elea y eso nos hace presumir su cercanía con Parménides.
Le gustaba satirizar las creencias politeístas de su tiempo, de los poetas y de sus contemporáneos,
También gustaba de reírse de las características que se les atribuían a las deidades.
En uno de sus dichos más famosos afirmó: que si los bueyes pudiesen pintar o esculpir representarían dioses que pareciesen bueyes.
Él fue el auténtico iniciador de la escuela eleática, que abordaremos más adelante, y que supieron continuar primero Parménides y luego Zenón de Elea.
En tanto, su pensamiento fue el punto de partida de lo que se conoció como Escuela Eleática, cuya figura saliente fue Zenón de Elea, quien se ocupó especialmente de estudiar la posibilidad del movimiento, algo que Parménides descartaba de plano y consideraba incompatible con el ente.
Zenón fue discípulo de Parménides y también tuvo el orgullo de ser denominado de Elea, como su maestro, y como consecuencia de su origen. Fue un férreo defensor de la tesis que proponía su maestro y habría vivido entre los años 490 y 430 A.C.
No propuso ninguna doctrina propia sino que se ocupó incansablemente de defender a su maestro y de tomar y continuar el camino empezado por este.
En este sentido es que se ocupó especialmente de contrarrestar todo aquello que planteaba una contra a las tesis de Parménides.
Integró la llamada escuela eleática, tal como se denominó a la enseñanza filosófica presocrática que tuvo su momento de gran consideración allá por los siglo V y VI.
Su nombre no es caprichoso sino que tiene que ver con el origen de dos sus referentes más importantes como fueron Parménides y su alumno Zenón.
Estos se opusieron a la filosofía materialista que promovieron los milesios y a la propuesta del filósofo Heráclito.
Principales propuestas de la escuela eleática
Sostenían que el universo es esencialmente una unidad que no muta; no existe el tiempo y que además se encuentra más allá de cualquier conocimiento humano que provenga de los sentidos, porque estos suelen engañarnos.
Por caso es que proponen a la reflexión como única manera de alcanzar la verdad última de las cosas.
Lo que llega a través de los sentidos normalmente nos ofrece una visión limitada y distorsionada de la realidad y por ello es que desconfía y privilegia a la reflexión y la razón.
Aunque no solo de filosofía vive el hombre y ello, en lo que se logró saber acerca de Parménides se puede comprobar, ya que además de dedicarse al cultivo del conocimiento y del porqué de las cosas, Parménides, desplegó un destacado papel en la vida política de su ciudad natal, organizándola y además dotándola de un cuerpo de leyes que serían notables a la hora de materializar tal organización.