En la discusión religiosa sobre la presencia de Dios en nuestras vidas podemos encontrar diferentes vertientes que han servido a lo largo del tiempo para resignificar a esta figura tan compleja pero importante. Una de esas vertientes es el panenteísmo, es decir, la creencia de que Dios está en todas las cosas y que por lo tanto su presencia es permanente, aunque puede cambiar y es dinámica.
El término panenteísmo proviene del griego y significa que Dios está presente en todo
Para entender correctamente lo que propone el panenteísmo, debemos señalar un detalle importante. Este término, originario del griego, hace hincapié en un detalle significativo: la palabra ‘en’ de panenteísmo sirve para hacer referencia al hecho de que Dios es entendido como un ente presente en todas las cosas y objetos del mundo, desde los seres humanos, pasando por todos los restantes seres vivos y hasta los más elementales objetos o cosas que existan.
Así, el panenteísmo se opone al panteísmo, creencia que establece que Dios no puede estar «en» las cosas porque Dios y el universo son una sola cosa indivisible. Estas discusiones teológicas hacen cada una una interpretación distinta de cómo Dios es visto y si el mismo puede ser indivisible o incluso representarse en algo. Mientras para el panteísmo Dios no puede ser representado o encarnado en algo o alguien, el panenteísmo sostiene que en todo lo que conocemos hay una parte de Dios.
Las tradiciones religiosas primigenias han sido muchas veces vistas como panenteísticas por entender la presencia de los dioses en cada elemento
El panenteísmo es una forma de entender a la divinidad muy característica de las religiones no occidentales como por ejemplo las politeístas. Muchos pueblos originarios de América sostenían esta visión del mundo ya que señalaban que la divinidad podía estar presente en una persona, en una planta, en un pequeño animal, en una montaña, etc. Esto hacía que muchas veces esos elementos adquirieran valor mágico.
Sin embargo, no han sido los únicos y desde la Antigua Grecia podemos encontrar pensadores y religiosos que señalaron esta característica, incluso dentro de algunas formas de Cristiandad. La divinidad es, para el panenteísmo, dinámica, y no es trascendente. Su presencia en todas las cosas es lo que la transforma justamente en algo que está presente en todo pero que puede cambiar y que puede tomar diversas formas. Hay algunas formas de panenteísmo que han llegado a señalar que el universo mismo está contenido en Dios y que por lo tanto su presencia es inevitable.