“Ningunear” es tener una actitud despectiva hacia otra persona, desmereciendo su importancia. El término es una verbalización de “ninguno”, queriendo significar con el mismo que la persona aludida carece de entidad, de relevancia. El “ninguneo” puede hacerse patente en diversas expresiones o en manifestaciones que carecen del uso del habla, por ejemplo cuando se hace caso omiso a cualquier dicho de alguien o a su mera presencia. En este sentido es importante hacer una distinción entre ningunear e ignorar; en el primer caso, existe una intención de tratar de menospreciar a alguien de forma consciente, mientras que en el segundo es una circunstancia fortuita, carente de intención.
Las personas, por el mero hecho de serlo tienen un valor que debe ser en todo momento considerado; esto es incluso cierto para aquellas que hayan tenido algún comportamiento reprobable. Este valor se manifiesta en las tareas cotidianas, en el trabajo, las relaciones interpersonales, etc. Con el ninguneo se intenta de alguna manera negar el valor de alguien, haciendo de cuenta que su presencia es intrascendente, igualable a la “nada”. Es por ello que suele ser una actitud impertinente y antisocial, porque independientemente de los defectos y limitaciones de una persona, la misma siempre es capaz de sumar beneficio a cualquier situación.
El ninguneo guarda dentro de sí una contradicción. En efecto, considerando que es un acto consciente y deliberado mediante el cual se intenta desmerecer a otra persona, implícitamente otorga relevancia a la misma. En efecto, se puede ignorar a alguien de modo involuntario, pero cuando se intenta restarle importancia a alguien de modo voluntario de alguna manera se consiente en otorgarle a dicha persona algún grado de relevancia puesto que se le otorga atención, tiempo y esfuerzo. Lo que subrepticiamente oculta el “ninguneo” es el hecho de querer llamar la atención de terceros a través de un comportamiento antisocial.
Hoy en día, es posible observar este tipo de actitudes demasiadas veces en los medios masivos de comunicación. En efecto, pareciera que el menoscabo de la otra persona fuese realmente una manera de alcanzar algún tipo de reivindicación personal. Por el contrario, el menoscabo y el desmerecimiento primero hablan de nosotros mismos cuando lo llevamos a la práctica, y en general habla mal. Es importante por lo tanto tratar los problemas existentes de modo franco y evitando incurrir en comportamientos adolescentes o inmaduros. Sin lugar dudas forma parte del crecimiento obligado para cada persona.