Se conoce tradicionalmente con el nombre de «música a capella» (también puede aparecer como «música a capela») a las formas musicales en las que sólo se utiliza la voz de quien canta y no figuran otros elementos como pueden ser los instrumentos o los arreglos musicales. La música a capella es considerada todo un lujo ya que al no contar con el acompañamiento de ningún instrumento es sólo la voz del cantante la que marca la melodía y al mismo tiempo los errores pueden ser mucho más visibles.
El canto a capella tiene origen en creencias y pautas de comportamiento religiosas del cristianismo medieval
Si bien no hay una explicación absoluta e irrefutable de por qué este tipo de música se llama así, como ocurre con muchas tradiciones de las que se pierde rastro al ser tan históricas, la explicación posible a por qué esto sucede se vincula según especialistas con el tipo de canto que se permitía hacer en las capillas cristianas medievales en las que el canto de los monjes era solitario y no estaba acompañanado del órgano que hoy se puede escuchar en muchas iglesias.
La música a capella podría ser traducida como «la música de la capilla» y por eso su nombre ya nos recuerda a esa antigua tradición de canto oral, sin acompañamiento, en el que se probaba la destreza de los monjes al cantar luego de horas y mucho tiempo de esfuerzo y dedicación.
La tradición musical actual hace que se transforme el uso del efecto ‘a capella’ y se sumen otros elementos que creen un espectáculo
Mientras en otras épocas el uso de instrumentos era mal visto, en la actualidad esto es lo que hace que un espectáculo llame o no la atención. Por lo general, las estrellas del mundo de la música suelen acompañar su canto con un sinfín de instrumentos, luces, bailarines y otros efectos que suman para que todo se vuelva mucho más aparatoso. Sin embargo, siempre se suele dedicar un espacio a un canto más medido y que busque generar un espacio de intimidad con el público.
Allí es donde la música a capella, como ocurre por ejemplo con los grandes cantantes clásicos, prueba si el artista en cuestión es un gran artista o si no puede defenderse solo y sin instrumentos. Muchos grandes artistas clásicos como Frank Sinatra o Etta James podían perfectamente cantar sus canciones con la melodía de sus voces y eso es lo que los hacía inolvidables.