Se denomina morfología a una disciplina que se encarga de comprender el modo en que se forman las palabras. Así, puede decirse que la morfología es un tipo de conocimiento emparentado con la lingüística, en tanto y en cuanto toma como centro de estudio la comunicación humana mediante el habla. Esta disciplina reconoce las distintas reglas que cada idioma tiene a la hora de conformar los términos que se empleará en la comunicación articulada. En efecto, cada lengua tiene sus propias características en este sentido, y es necesario desentrañarlas a efectos de lograr un mejor conocimiento de ésta. La morfología, a pesar de enfocarse en las palabras, también tiene relación estrecha con la sintaxis.
Considerando lo expuesto, pueden establecerse grupos de idiomas en donde las palabras tienen características comunes en lo que respecta a su conformación. Así, podremos observar algunos casos en donde estas se componen de una sola sílaba, otros en donde las palabras se van articulando entre sí y finalmente las que dependen de raíces y sufijos; el español se encuentra en este último grupo.
De esta manera, en el español, las palabras se componen de distintos elementos que les asignan sentido. En efecto, podemos reconocer en las palabras distintas raíces que de alguna manera contienen un sentido central en la palabra y paralelamente observar que a esta se le adosan prefijos y sufijos de modo tal que van agregando información. Así, por ejemplo, los sufijos pueden establecer de qué modo será utilizada la palabra a nivel sintáctico; en efecto, estos pueden hacer que una raíz se comporte como un adjetivo, como un adverbio, como un sustantivo, como un verbo, etc. Los sufijos también nos referirán al número (singular o plural) o al género (masculino o femenino). En el caso de los verbos, la desinencia nos referirá el tiempo verbal, la persona, el número, etc.; será de gran importancia para establecer la denominada concordancia con el núcleo del sujeto.
Todos tenemos una comprensión natural de la morfología de nuestro idioma. Así, esta circunstancia en ocasiones genera que se repare poco en explicitar las reglas y leyes que gobiernan la formación de palabras. No obstante, cuando se desea estudiar una nueva lengua, considerar estas leyes puede ser de enorme utilidad, en especial cuando la lengua difiere sustancialmente con la nuestra. La morfología presenta una serie de criterios que pueden ser de relevancia al respecto, más allá de sus aportes al plano de la lingüística.