- 09/09/1935
- 10/1950
- 1957
- 1959
- 11/02/1963
- 1965
- 1966-1967
- 1976
- 1979
- 02/1982
- 10/1983
- 1990
- 28/01/1997
- 1999-2007
- 18/09/2009
Nació en la provincia argentina de Tucumán, en una jornada teñida por el festejo patrio local y nacional, en la provincia que albergó, oportunamente, en 1816, la declaración de la independencia de las Provincias Unidas del Sud, primer nombre con el cual se conoció a la Argentina.
Su padre fue obrero en la industria azucarera, una de las más importantes y pujantes de la provincia, mientras que su madre se desempeñó como lavandera en la casa de familias ricas y acomodadas. Sus raíces mezclaron orígenes calchaquíes, españolas y francesas.
Se lanzó al canto en la escuela secundaria, nada más y nada menos que interpretando el himno nacional frente a toda la escuela. Si bien reconoció sentir un gran miedo escénico, descubrió que cantar era su vocación.
Ese mismo día protagonizó otro gran suceso que marcó el inicio de su carrera: como la maestra faltó a clase se fue con sus amigas a participar de un concurso en la radio LV12, que terminó ganando, y determinó su participación cotidiana en la emisora.
Se radicó en la provincia de Mendoza, tras casarse con su colega Oscar Matus, padre de su hijo Fabián. Para esta época surge su asociación artística con Matus y con el poeta y letrista de folklore Armando Tejada Gómez.
Editó su primer álbum, La voz de la Zafra, producido por la compañía RCA, que sin dudas se sumó a la enorme explosión que en aquellos tiempos despertó el folklore entre los argentinos; por primera vez un sonido autóctono le presentaba “batalla y competencia” al tango. El éxito del disco fue tibio, aunque le sirvió para instalarse como una de las referentes del folklore vernáculo.
Participó y lideró el lanzamiento del Nuevo Cancionero, o Movimiento del Nuevo Cancionero, una propuesta musical y literaria, con proyección latinoamericana, cuya misión fue promover la difusión de la música popular, superar inútiles contrapuntos entre el tango y el folklore, y que se amplíe la mirada hacia una nueva corriente musical que no se limite a lo netamente comercial.
Toda su producción artística está inspirada en los principios de este movimiento: integración de la música popular en la diversidad de manifestaciones regionales; resaltar la conciencia nacional del pueblo; alejarse de convencionalismos y tabúes que marquen un cierre respecto del crecimiento de la cultura popular, entre los más salientes.
Fue un año de luces y sombras para Mercedes, por un lado, su esposo la abandonó, y por otro lado, llegó la tan ansiada consagración en Cosquín, el festival de folclore más relevante de la Argentina.
Lanzó su tercer disco, Yo no canto por cantar, con un éxito arrollador, Cosquín tuvo “su gran efecto” y al año realizó una exitosa gira por Estados Unidos que proyectó su carrera internacionalmente.
Pasó a integrar las listas negras de artistas, confeccionada por la sangrienta dictadura militar que gobernó su patria entre 1976-1983, y sus discos y canciones fueron prohibidos, prácticas persecutorias ciertamente habituales en estos regímenes.
Se exilió primero en París, y luego llegó el turno de Madrid, sin embargo, su actividad interpretativa y discográfica no se alteraron en lo más mínimo, muy por el contrario, se mantuvieron muy prolíficas, publicó nuevos álbumes y realizó giras y presentaciones por Europa.
Regresó a la Argentina, cuando empezó la cuenta regresiva del final de la dictadura argentina.
Realizó una serie de presentaciones en el Teatro Opera de la ciudad de Buenos Aires que fueron un éxito monumental y una especie de fiesta de desahogo contra los dictadores y sus abusos.
Se radica definitivamente en Argentina y se convierte en una gran defensora e impulsora de las causas a favor de los derechos humanos y la preservación de la democracia.
Su éxito trasciende las fronteras de la Argentina definitivamente y empieza ser llamada “la voz de América”; los grandes escenarios del mundo la tienen sobre ellos, cantando con su singular tono, sus temas más populares.
Cerró el Festival de Cosquín con un invitado de lujo: el rockero Charly García, con quien la unió una estrecha relación afectiva y musical. Mercedes siempre privilegió una actitud artística aperturista hacia otros ritmos y colegas, y el rock, sin dudas, la amo y la integró…
Con García editó ese mismo año el disco Alta fidelidad.
Continuó produciendo hechos artísticos únicos: cantó junto a Luciano Pavarotti y la pianista Martha Argerich, se presentó por primera vez frente al público israelí, editó un disco acústico grabado en el Gran Rex, colaboró con colegas como León Gieco…
Falleció en la ciudad de Buenos Aires, a los 74 años de edad, causa de una disfunción renal. Su despedida fue masiva y de las más recordadas protagonizada por un artista local, por la enorme cantidad de colegas y personalidades que participaron de su velatorio, que se celebró en el Congreso de la Nación argentina, un espacio solamente destinado a las figuras célebres, que supieron dejar un legado imborrable en la historia de su patria, como bien hizo Mercedes.