El 20 de junio de 1973, día en que Perón retornó a la Argentina luego de 18 años de exilio, se asistió a una de las movilizaciones populares más grandes de la historia pero también a un grave conflicto armado entre la derecha sindicalista y las organizaciones guerrilleras que dejó un saldo de al menos 13 muertos y más de 350 heridos. A estos sucesos se les dio el nombre de Masacre de Ezeiza.
Es de destacar que la organización de la represión y el ataque durante el acto de bienvenida por parte del sindicalismo fue un antecedente para la formación de la Alianza Anticomunista Argentina al mando del Ministro de Bienestar Social, José López Rega. Dicha organización parapolicial se encargó de torturar y asesinar a militantes de agrupaciones combativas en los años previos al Golpe de Estado de 1976.
Contexto histórico
El político justicialista Héctor Cámpora asumió la presidencia el 25 de mayo de 1973 bajo la consigna “Cámpora al gobierno, Perón al poder”. Sin embargo, cuando en junio el presidente electo viajó hacia España, país en que residía Juan Domingo Perón, el viejo líder se mostró reticente para concretar un encuentro y se manifestó en contra de la falta de tenacidad del presidente para tomar decisiones. Así se hizo evidente que se había dado un quiebre político entre ambos.
En ese contexto, Perón decidió regresar a la Argentina y delegó la organización del evento a las autoridades del partido que decidieron llevar a cabo un acto para recibirlo a 10 kilómetros del aeropuerto de Ezeiza. Inmediatamente la tensión entre los antiguos sindicalistas y las organizaciones guerrilleras, como la JP, FAR y Montoneros, se acrecentó. Se sabía que ambos bandos iban a querer sobresalir en el acto para ser reconocidos como los verdaderos peronistas. El problema de esta disputa se encuentra en relación con el hecho de que el peronismo había buscado desde sus inicios abarcar a la mayor cantidad de seguidores posibles, ya sean de izquierda o de derecha. Sin embargo, las coyunturas de los años setenta eran diferente a las de los orígenes del movimiento peronista porque, en un contexto de guerra fría, las rivalidades entre ambas ideologías se acentuaron y se volvieron irreconciliables. Así, se abrieron las disputas acerca de si el verdadero Perón era de derecha o de izquierda, es decir que se empezó a plantear el interrogante acerca de a cuál grupo iba a bendecir el líder al retornar a la Argentina el 20 de junio de 1973 luego de 18 años de exilio y proscripción.
Resumen de los sucesos del 20 de junio
El 20 de junio se asistió a una de las movilizaciones populares más grandes de la historia argentina. Ese día en que regresaba Perón al país, los grupos sindicalistas y las organizaciones guerrilleras se acercaron hacia el aeropuerto de Ezeiza. Si bien el objetivo era ir a recibir al líder peronista, lo cierto es que ya habría estado planificado un conflicto entre ambos bandos. Esta sospecha nos la da el hecho de que esa mañana partieron del Ministerio de Bienestar Social ambulancias cargadas con armas, los sindicalistas se dividieron las zonas de control y se instalaron francotiradores en los sitios altos de las inmediaciones del aeropuerto. Asimismo, también se escondieron armas en los estuches de los músicos que tocarían en el acto. Sumado a ello, los sindicalistas ocuparon el palco con hombres armados y establecieron una red de comunicaciones para controlar el acto sin la “vehemencia” de la izquierda. Por su parte, la conducción de las organizaciones guerrilleras asistió al acto con armas cortas y un fusil.
El conflicto se originó cuando los militantes de izquierda se acercaron al palco en que estaba Perón y desde allí recibieron las balas de ametralladoras y fusiles. De esta forma inició la Masacre de Ezeiza, la cual duró varias horas y ocupó un espacio geográfico superior al planteado para el acto. El número de víctimas es difícil de establecer ya que no se abrió una investigación al respecto. De hecho, si bien la prensa decretó que la masacre dejó un saldo de 13 muertos y más de 350 heridos, se estima que el número de víctimas fue mayor.
Al día siguiente de los sucesos del 20 de junio, Perón finalmente manifestó sus ideas y dejo entrever con sus palabras que se oponía a los sectores combativos y optaba por el sindicalismo más conservador. Esta fue una estrategia para neutralizar al peronismo y no perder las amplias bases de popularidad del movimiento.