Justificar algo implica dar razones concretas que fundamenten esa decisión personal. Una persona que se justifica ante otra por un motivo concreto da explicaciones a su interlocutor en un gesto de respeto hacia el otro. Una justificación es un gesto de comunicación interpersonal. Algo está justificado cuando cumple las normas. En ese caso, las normas que se rigen por el criterio de la justicia son la base que permite justificar las acciones correctas frente a otras que son incorectas y merecen un castigo correctivo.
Sin embargo, más allá de las normas sociales que rigen el orden común, cada ser humano tiene su ética personal y su valores. En ese caso, esos valores personales también son una justificación para quien actúa de determinado modo. Desde este punto de vista, el orden de prioridades en los valores de una persona pueden ser diferentes a los de otra. En ese caso, lo que está justificado para una no lo está para otra en tanto que la realidad también se interpreta desde el filtro de la subjetividad.
En otros casos, una justificación también puede tener un significado más superficial como por ejemplo, cuando una persona busca una justificación, es decir, una excusa para explicar por qué no puede acudir a un plan. Dar una justificación al no acudir a un evento social al que se estaba invitado es un gesto de cortesía y de buenos modales porque convivir en sociedad implica tener un respeto hacia el otro.
Por otra parte, una persona también puede justificarse ante otra, es decir, explicarse mejor después de haber cometido un error. Cuando una persona pide perdón a otra, está dando explicaciones y justificándose para reparar el daño cometido. El verdadero valor de la jusitificación es que sea creíble y lógica. Por otra parte, aunque es un gesto que surge de la cortesía social tiene un valor verdadero cuando es sincero y surge del corazón de una forma libre en un acto de honestidad.
Conviene tener claro que una justificación tiene valor en su contexto adecuado. Existen personas con baja autoestima que tienden a dar explicaciones excesivas sobre su vida privada y a justificarse ante terceros por asuntos de los que en realidad no tienen por qué explicarse. Por ejemplo, existen personas que hacen preguntas indiscretas esperando una respuesta en el otro. En ese caso, es importante no dar explicaciones sobre un tema personal con quien no se tiene demasiada confianza.