- 650 a.C.
- 626 a.C.
- 605 a.C.
- 586 a.C.
- 585 a.C.
- Post Mortem
Nació en la ciudad de Anatoth, perteneciente al Reino de Judea, en el seno de una familia de sacerdotes; su padre fue el sacerdote Hilcías.
Predicó la palabra de Dios, en el Reino del Sur, o Reino de Judá, a lo largo de unos 40 años.
Es el autor del libro del Antiguo Testamento que lleva su nombre.
Inició formalmente su prédica, durante el reinado de Josías.
En aquella época, la región de Oriente Medio estaba dominada por los asirios.
El imperio babilónico amenazó a los asirios y Egipto salió en apoyo de estos cruzando Palestina. Josías decidió atacar a los egipcios y fue muerto en combate.
Joaquín sucede a Josías y se sometió a los designios del rey Babilónico Nabucodonosor.
Tiempo después, Jeremías, criticó la decisión de Joaquín de rebelarse contra la autoridad babilónica.
Fue perseguido por Joaquín, quien al tiempo murió en un enfrentamiento, cuando Babilonia atacó Jerusalén.
Se empeñó en limitar y vencer el avance de la idolatría y de las inmoralidades que emanaron del pueblo judío.
Fue encarcelado, tras la caída de Jerusalén y la huida a Egipto. Los judíos lo llevaron con ellos, y de acuerdo con el uso y costumbre de aquel tiempo, lo asesinaron a pedradas.
Se presume que todo el contenido del libro lo escribió él, valiéndose de la asistencia de un escriba, un profesional muy requerido y respetado por aquellos tiempos, que manejaba a la perfección la escritura hebrea.
Contiene enseñanzas, profecías y consejos que fueron parte de su servicio profético en el Reino de Judá.
Comienza con una introducción; está dividido en tres partes: oráculo contra Judea y Jerusalén (se propone que el pueblo judío recapacite y mejore su conducta); oráculo de salvación sobre Judea y Jerusalén; oráculo contra las naciones; y finalmente un apéndice histórico.
Muchos de los habitantes de Jerusalén renegaron de la palabra de Jeremías, siguieron en el camino de pecado, y sucedió lo anunciado por él: Jerusalén fue destruida y el pueblo llevado cautivo a Babilonia.
En su libro quedó evidenciada la alianza de Dios con el pueblo judío y que la misma demandó un compromiso, en tanto, cuando no se cumplió, Dios, mostró su enojo.
Una particularidad del libro, es que presenta datos biográficos del autor y da cuenta de la angustia que atravesó el profeta a razón de la fuerte oposición con la cual se topó cuando comenzó a predicar, algo bastante curioso para uno de estos libros proféticos.
Otra cuestión sobre la cual informa el libro es sobre la doctrina de la preordenación: Dios, les otorga a determinadas personas, responsabilidades y tareas a cumplir en su vida terrenal. En su caso, Dios, lo encomendó como profeta de las naciones, y por tanto, le atribuyó la fuerza y la fe necesarias para desempeñarse como tal y sin claudicar ante las persecuciones y violencia que sufriría.
Por otra parte, también reveló el nuevo pacto que Dios suscribiría con el pueblo tras la destrucción.
Lo volvería a reunir y lo llenaría de fortaleza para un nuevo comienzo.
Asimismo, anticipó que Dios mandaría pescadores y cazadores para juntar a Israel.
Dio cuenta que los servidores de Dios mantuvieron con él un vínculo íntimo y comprometido, y que los actos que emanaban de estos debían ser genuinos y desinteresados, si no no tendría sentido.
Dios lo envió a la nueva tierra prometida para que comprase propiedades que implicaron la reunión de los judíos.
Cuando le informó sobre estas cuestiones, el rey Sedequías las quemó y rompió. Por supuesto, el monarca hizo caso omiso a las mismas y finalmente Jerusalén fue derrotada.
Los judíos que no fueron tomados cautivos y llevados a Babilonia fueron protegidos por Dios, si es que decidían no regresar a Egipto.
Falleció en Egipto, durante el cautiverio del pueblo judío, a quien decidió acompañar a pesar de estar en contra de las decisiones tomadas por sus gobernantes.
La versión final del libro data del siglo II A.C., cuatro siglos después de la existencia de Jeremías.