La palabra que se analiza en esta entrada tiene dos contextos muy diferenciados. En un caso, se utiliza en el terreno de la medicina y la salud. En el otro, se refiere a una reacción en el comportamiento humano.
Una irritación es generalmente un síntoma leve de algún problema físico. Los niños al jugar se hacen pequeñas heridas o rozaduras que crean una irritación cutánea superficial. Su escasa importancia no significa que deba descuidarse su curación, ya que una irritación acompañada de una falta de higiene y sin la debida atención puede derivar en una infección.
En algunas zonas del cuerpo, la irritación de algún tejido puede ser preocupante. Una córnea irritada puede llegar a crear un problema de salud ocular. Algo similar sucede en otras zonas del cuerpo, donde este tipo tipo de herida superficial tiene un nivel mayor o menor de gravedad en función de una serie de elementos que intervengan en la irritación: zona del cuerpo afectada, su aspecto y coloración, riesgo de infección y otras circunstancias.
La irritación es un tipo de comportamiento ante algo que nos provoca un malestar más o menos intenso. Hay situaciones que nos afectan de manera desagradable, creando en nosotros una reacción impulsiva de defensa o rechazo. Esta reacción la expresamos mediante la irritación, es decir, una actitud nerviosa, insegura y emocionalmente inestable.
La irritación tiene distintos niveles. Si hay algo que nos resulta poco agradable pero soportable, el grado de irritación no tendrá ninguna consecuencia importante. Si la irritación está originada por un factor que verdaderamente nos afecta, nuestra irritabilidad se dispara y las consecuencias pueden ser nefastas.
Hay una situación en la que el nerviosismo y la irritación está muy presente: la conducción en las grandes ciudades. El exceso de tráfico, la prisa y los problemas de aparcamiento van poniendo tensos a los conductores y se desahogan con gestos y expresiones para canalizar el desasosiego que sienten.
Cuando una persona nos desagrada porque su manera de ser tiene un elemento que provoca rechazo en nosotros, décimos que nos resulta irritante. Si tenemos confianza con esa persona probablemente le digamos algo así: » no me irrites, por favor «. Si no tenemos la suficiente confianza optaremos por permanecer callados, disimulando la incomodidad y la impaciencia que sentimos.