- 22/04/1724
- 1740
- 1747
- 1748 (en adelante)
- 1770
- 1781
- 1786
- 12/02/1804
- 1827 – Post mortem
Nació en la ciudad de Königsberg, por aquellos tiempos parte del territorio de Prusia Oriental, y su capital, en el seno de una familia dedicada a confeccionar artesanías en cuero. Sus padres le inculcaron una profunda fe católica y un extremo dogmatismo en la enseñanza. Lo llamaron Emanuel, pero cuando estudió hebreo decidió modificarse el nombre por Immanuel.
Estudió teología, medicina, Filosofía y Ciencias, en la Universidad Albertina de Königsberg.
Abandonó la carrera por cuidar a su padre que cayó muy enfermo, sin embargo, continuó su formación de modo autodidacta.
Empezó a trabajar como docente de filosofía, matemáticas, ciencias naturales y ética.
Destacó por sus claras y originales definiciones en los campos de la filosofía y la pedagogía…
Defendió la postura empírica que postuló que de la experiencia sensible de las cosas resulta el conocimiento.
Fue un ferviente admirador de Jean-Jacques Rousseau y acompañó la creencia de éste que consideró que es el hombre quien construye su propio saber y que además será lo que la educación haga de él.
Puso énfasis en la necesidad de recibir una formación cultural y moral que acerque al individuo a la consecución de la perfección.
Sostuvo que, precisamente, lo que lo distingue del resto de los seres vivientes es la razón y la moralidad. El hombre no podrá erigirse en un ser verdadero sin la educación.
Por otro lado, promovió la educación física, que implica los cuidados corporales, y la educación práctica o moral, inspiradora y un camino cierto para lograr la libertad.
Realizó innumerables aportes al pensamiento pedagógico ilustrado, en tanto, una de esas grandes contribuciones fue la de superar la contradicción entre las posiciones contrapuestas planteadas oportunamente por sus colegas, Descartes (todo conocimiento es innato), y Locke (todo el saber procede de la experiencia).
Según Kant, algunas cosas son innatas, como la noción de espacio-tiempo, dado que no existen como realidades fuera de la mente, sino únicamente como formas para pensar las cosas presentadas por los sentidos, y que el conocimiento del mundo exterior proviene de la experiencia sensible de las cosas.
Para Kant el educando es el que debe llevar a cabo su educación, para de ese modo corresponder a la naturaleza. El verdadero objetivo del hombre es que se desarrolle completamente por sí mismo.
En tanto, para alcanzar la perfección necesita de la disciplina, cualidad que dominará las tendencias instintivas, de la formación cultural y de la moralización, y que forma la conciencia del deber y de la civilización.
A diferencia de Rousseau, pensaba que el hombre no puede ser considerado totalmente bueno, aunque, será capaz de superarse a través del esfuerzo intelectual permanente y el respeto de las leyes morales.
Fue profesor de la materia Lógica y Metafísica, en la Universidad Albertina.
Publicó su obra más famosa y larga: Crítica de la Razón Pura, que continuó con las ediciones de las secuelas complementarias: Crítica de la razón práctica (1788) y Crítica del juicio (1790).
A la par de estas publicaciones creció su fama de erudito, y asimismo, crecieron las críticas de algunas instituciones (la iglesia y el gobierno prusiano) respecto de sus posiciones y formulaciones, porque sintieron su poder amenazado.
Fue rector de la Universidad Albertina.
Falleció, a los casi 80 años, resultado de las consecuencias de una arterioesclerosis que fue avanzando de modo progresivo.
No se casó ni tuvo hijos, porque, según habría dicho, asumió el compromiso de dedicar su vida a pensar.
La Iglesia, con la cual mantuvo un encono y enfrentamiento especial, incluyó, a la Crítica de la razón Pura, en su listado de obras prohibidas.