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Definición de la Ilíada (Homero) resumen, historia y personajes

Laura Cabrera Guerrero
Historia del Arte

La Ilíada es una de las obras de la literatura universal más influyentes de todos los tiempos, el poema épico más antiguo del mundo occidental. Atribuida a Homero, esta gran obra narra algunos episodios de la célebre Guerra de Troya y sus participantes.

μῆνιν ἄειδε θεὰ Πηληϊάδεω Ἀχιλῆος (Canta, oh musa, la cólera del Pelida Aquiles). Este es el primer verso de la obra, el cual nos ayuda a deducir varias cosas sobre lo que estamos a punto de leer. En primer lugar, aquel que se dirige a una musa y le pide que cante es Homero, el poeta, que acude en busca de inspiración a una de las nueve musas de la mitología griega, concretamente Calíope, la musa de la poesía épica. Homero necesita su ayuda para transcribir la historia. Otro detalle significativo es el nombre que aparece al final de la frase: Aquiles, el gran héroe griego (y Pelida por ser el hijo de Peleo). La Ilíada se centra en él, se trata del protagonista. La tendencia es creer que la Ilíada narra toda la Guerra de Troya, de principio a fin. Sin embargo, esta idea es errónea, aquello que explica es apenas un breve episodio, aunque el más emocionante, que aconteció durante el décimo y último año de la guerra entre griegos y troyanos. De hecho, pese a ser un texto extenso, la acción está concentrada solo en unos cuantos días.

En el texto original no encontramos ninguna introducción que nos ponga en situación sobre las causas de la guerra, los personajes que aparecen y los conflictos que se producen, por ello debemos conocer la mitología griega para leer con fundamento.

Cuando los griegos desembarcaron en la playa a las afueras de Troya, saquearon el templo dedicado al dios Apolo y secuestraron a Criseida, la hija de Crises, el sacerdote del dios Sol, que entregaron a Agamenón, su líder, como regalo. Este la hizo su esclava y se negó a liberarla pese a las múltiples súplicas del padre de la muchacha. Crises acudió entonces a Apolo mediante plegarias para que lo ayudara, y el dios lo escuchó, envió la peste al campamento griego. Aquella terrible enfermedad se extendía como la pólvora, y cada vez más guerreros morían de ella. Pero Agamenón, que era terco y egoísta, no daba su brazo a torcer, deseaba mantener a Criseida a su lado. Tuvieron que pasar varios días, muchas bajas y la presión continua de Aquiles y otros héroes para que Agamenón, a regañadientes, cediera y devolviera a la joven con su padre. Apolo hizo que la peste cesara, pero a pesar de todo Agamenón estaba descontento al quedarse sin concubina, por eso tomó a Briseida, prima de Criseida y doncella de Aquiles. El héroe montó en cólera ante semejante ultraje y decidió retirarse de combate. Permaneció en su tienda sin participar en las batallas, Agamenón había perdido a su mejor guerrero, todo iba echándose a perder, los troyanos lograron ganar ventaja y atacaron el campamento griego, llevando el combate hasta las naves. Patroclo, el más fiel compañero y mejor amigo de Aquiles decidió intervenir para ayudar a los suyos, ya que no logró convencer a su compañero para que volviera a luchar. Patroclo se equipó con la armadura y lanza de Aquiles, y Héctor, el príncipe troyano mayor, creyendo que era Aquiles a quien se enfrentaba y no Patroclo, lo hirió de muerte.

Es solo cuando el verdadero Aquiles descubrió el fallecimiento de su querido Patroclo, que volvió a la batalla, movido únicamente por la ira, la pena y el deseo de vengarse.

Aquiles se enfrentó a Héctor, su oponente más digno hasta el momento, y tras una exhaustiva y emocionante lucha, acaba matando al príncipe troyano.

Pero para Aquiles, dolido en lo más profundo de su alma por la pérdida, la muerte de su contrincante no era suficiente. Decidido, agujereó los tendones de los pies de Héctor, por los que pasó unas cintas de cuero que ató a su carro, y dio varias vueltas delante de las murallas de Troya, ante el horror de los familiares del príncipe, ya que el cadáver quedó maltrecho al rozar con las piedras del suelo.

Aquiles se llevó el cuerpo de Héctor con él, de regreso al campamento, donde celebró unos funerales en honor a Patroclo.

Por la noche, el viejo rey de Troya, Príamo, consiguió entrar al campamento y a la tienda de Aquiles, oculto tras su capucha. Príamo suplicó al héroe griego, al propio asesino de su hijo, que le devolviera el cadáver, para así poder celebrar un funeral como merecía.

Algo se quebró dentro del héroe al oír las palabras del anciano, atravesando la dura coraza que Aquiles se había fabricado para no ceder ante los sentimientos de los demás. Compadeciéndose de él, acabó entregándole el cuerpo de su hijo.

Es con los funerales dedicados a Héctor cuando llegamos al fin de la Ilíada. No aparece el famoso episodio del caballo de madera que ideó Ulises o la muerte del propio Aquiles a manos de Paris, el hombre menos guerrero, una clásica ironía trágica. Todas estas escenas quedan cronológicamente muy cercanas al fin de la obra, casi inmediatas, sin embargo deciden omitirse o no explicarse aquí, puesto que, como he dicho con anterioridad, la Ilíada se construye a través de la cólera de Aquiles y lo que esta genera, sólo se incorporan pequeñas escenas que ayudan a simbolizar los inicios del conflicto bélico.

Lo más similar a una continuación de esta historia es la Odisea, que en este caso tiene como protagonista al héroe Ulises u Odiseo. Esta segunda obra difiere mucho, tanto estilísticamente como por su argumento de la primera. Pero aquello que sin duda tienen en común es como trazan en qué consiste la condición humana, y ambas, a pesar de tener más de dos mil años de antigüedad, siguen despertando nuestra admiración, nos fascina su oscuridad, la tragedia, el amor, la ira y su capacidad de mantenerse igual de frescas durante tanto tiempo, con versos que no envejecen jamás.

La literatura griega es, al fin y al cabo, los cimientos de la actual, todos los géneros literarios se originaron a través de ella.


Autora

Escrito por Laura Cabrera Guerrero para la Edición #132 de Enciclopedia Asigna, en 01/2024. Laura es estudiante avanzada en la carrera de Historia del Arte en la Universidad de Barcelona. Aficionada a leer y escribir sobre la historia, el arte, la mitología, la música y la literatura.