La ignominia es la situación personal por la cual alguien pierde su prestigio como individuo. Es un término que procede del latín y literalmente quiere decir sin nombre, porque la persona afectada deja de tener credibilidad y su consideración social se encuentra dañada (cuando se tiene el respeto de los demás se habla de su buen nombre).
Los antiguos romanos empleaban el concepto de ignominia como un castigo. Se imponía a los miembros del ejército por una conducta irregular e innoble y como consecuencia eran castigados con la ignominia a través de alguna sanción impuesta por los censores o los responsables militares.
Para que una acción sea considerada como una ignominia es necesario que previamente exista un comportamiento indeseable o inaceptable desde un punto de vista moral o social. Para que se de esta valoración es preciso que la persona afectada tenga conciencia de su mala conducta, es decir, de aquello que ha causado la ignominia. En este sentido, la vergüenza que se siente por provocar un mal es el sentimiento vinculado con la ignominia.
Habría muchas formas de manifestar este tipo de conducta: una falta de respeto grave, un engaño, un fraude, un robo, etc. Estas acciones son valoradas como ignominiosas, puesto que el autor de las mismas se desacredita con ellas. Dicho con otros términos, un comportamiento ignominioso es una forma de deshonor.
Si una realidad es injusta, inaceptable o hay un componente violento, también se puede valorar como ignominiosa.
El caso Dreyfus, un ejemplo de ignominia
A finales del siglo XlX en Francia, un militar de origen judío (Alfred Dreyfus) fue acusado de proporcionar información secreta a los alemanes y se le condenó por alta traición a la patria. Durante años estuvo recluido en una prisión a miles de kilómetros de su país, concretamente en la isla del Diablo.
La familia de Dreyfus inició una campaña para restablecer su honor, pues tenía el convencimiento de que se habían manipulado las pruebas para buscar un culpable y su condición de judío le convertía en la víctima perfecta.
Tras un largo proceso legal y mediático, Dreyfus tuvo un nuevo juicio y finalmente resultó absuelto.
Estos hechos han pasado a la historia como el caso Dreyfus, un ejemplo claro de ignominia, en el que un estado buscaba la deshonra de alguien, su descrito personal y su humillación.