La identidad de una persona se refiere a todas las caracteristicas que la persona tiene que la hacen ser ella misma. Es un constructo que la persona tiene en cuanto a quien es, que le gusta entre muchas otras ideas. Incluye también la percepción que la persona tiene de si misma (por ejemplo, capaz o incapaz) y los grupos sociales a los que elige pertenecer o los que rechaza.
Desarrollo de la identidad
El proceso a través del cual se desarrolla la identidad del individuo forma una parte importante del proceso general de desarrollo. Desde la infancia, la persona busca quien es y que quiere, sin embargo, el periodo de la vida que se asocia más con la búsqueda de identidad es la adolescencia.
En este periodo, cada individuo tiene un proceso de autodescubrimiento. Puede rechazar las ideas y percepciones que tienen sus padres para buscar las que más se adecuen a su forma de ser y sus creencias. El adolescente tiende a buscar diferentes grupos sociales entre sus pares, copiando elementos como la ropa o el gusto por la música. Es parte del proceso normal del desarrollo de la identidad. Esta, en general, se termina de consolidar en la adultez.
Importancia de la identidad
La identidad ayuda a la persona a determinar sus decisiones, grupos sociales, relaciones con otros y muchos otros aspectos importantes. Responde a una necesidad básica de saber quienes somos, que queremos y donde queremos pertenecer.
La falta de identidad se refleja en individuos que son muy influenciables y que no tienen una dirección en la vida. Pueden ser excesivamente dependientes de un grupo o de otros individuos que compensan esa falta por ello. Por ejemplo, una persona con un sentido de identidad difuso pueden ser más vulnerables a la influencia de una secta destructiva, ya que la pertenencia a esta secta les da una identidad como miembros y les da una estructura, así como una dirección para las decisiones que necesitan tomar. Una persona de ese tipo puede ser muy dependiente de sus relaciones de pareja o amistades también.