Los seres humanos somos seres de costumbres. La costumbre nos da seguridad porque nos hace sentirnos en terreno conocido. Una costumbre es la repetición de un acto convertida en norma. Y esto es precisamente un hábito. Un hábito implica interiorizar una acción de una forma natural hasta el punto de que se convierte en una actitud espontánea. Interiorizar un hábito supone un gran esfuerzo porque implica hacer un cambio de conducta. Por ejemplo, para un fumador es todo un reto abandonar el tabaco y dejar atrás el hábito insano de haber sido fumador durante un tiempo determinado.
Este ejemplo también sirve para visualizar que existen hábitos positivos y hábitos negativos. Existen hábitos que son insanos, como por ejemplo, el sedentarismo o tomar muchos dulces. En cambio, existen otros hábitos que son positivos, por ejemplo, realizar deporte, tener unos horarios de vida ordenados, prácticas las aficiones, pasear… Que existan hábitos positivos y negativos muestra que las personas tenemos la capacidad de desaprender ciertos hábitos para obtener otros nuevos pero nunca se adquiere un hábito por realizar una acción una sola vez. Es importante realizar de una forma ininterrumpida una misma acción, al menos, durante un mes entero. Por ejemplo, una persona que se ha propuesto ir al gimnasio tres días por semana, no ha desarrollado el hábito hasta que no lleva más de un mes inmersa en esa rutina de actividad deportiva.
Existen dos grandes enemigos en la adquisición de un hábito: la pereza y la postergación. La pereza es ese deseo de ceder ante un placer más inmediato. Así lo experimenta quien cuando suena el despertador no puede reprimir el deseo de quedarse durmiendo durante más tiempo. El arte de la postergación también muestra la capacidad de quienes tienen el poder de dejarlo todo para mañana.
Para desarrollar un hábito nuevo es fundamental tener un objetivo muy claro y también, tener disciplina y motivación intrínseca para cumplir con el programa de actuación determinado. Los hábitos nos dan seguridad porque sería un caos absoluto vivir al compás de la novedad constante. El cuerpo no es una máquina y necesita de un orden de descanso y alimentación.
Existe un ámbito en el que se nota de una forma muy especial la importancia de un hábito: el trabajo. En el ámbito profesional, cualquier trabajador saca adelante su jornada diaria porque cumple con el hábito marcado. Un proceso de coaching es especialmente efectivo para asumir un hábito.