El concepto de “grieta” se utiliza en Argentina para hacer referencia a la división política-ideológica de la sociedad de forma polarizada entre kirchneristas y antikirchneristas. Surgido como concepto a partir del primer gobierno de Cristina Fernández, hace referencia a la distancia que separa ideológicamente a los argentinos en dos bandos opuestos e implica una fe ciega en el bando que se defiende y la descalificación absoluta del contrario.
Por sus características, la grieta trasciende a la política y atraviesa el ámbito de las relaciones privadas. De esta forma, producto de la grieta, las acciones políticas pasan a estar mediadas por el odio, el fanatismo y la intolerancia y separan a la sociedad de forma binaria en un bando u otro.
Ejemplos de referencia histórica
Las disputas entre oficialismo y oposición son naturales e incluso favorecen el correcto funcionamiento de la política, ya que el disenso amplía los puntos de vista. No obstante, lo que ha sucedido en Argentina es que, desde sus orígenes, las dos posiciones enfrentadas han llevado al paroxismo su disidencia.
La primera oposición polarizada en el país surgió luego de declarada la independencia: durante gran parte del siglo XIX se enfrentaron las posturas de unitarios y federales, quienes disentían respecto del modelo pensado para administrar políticamente el territorio. Desde ya que en ese contexto el disenso era congruente. Sin embargo, lo que sucedió fue más que disenso, ya que ambas fuerzas se enfrentaron en guerras civiles durante años, a la vez que recurrieron a la persecución política que llevó al exilio, asesinato o encarcelamiento de los opositores.
Si bien en 1853 se sancionó la primera Constitución Nacional que habría puesto fin a las dificultades para conciliar posturas entre unitarios y federales, los especialistas sugieren que el enfrentamiento entre ambos bandos nunca se cerró. De hecho, no es casual que en los años que siguieron al enfrentamiento entre unitarios y federales, las posturas políticas enfrentadas construyeran su panteón de héroes tomando como representantes a figuras de uno u otro bando.
Aunque los enfrentamientos entre dos bandos opuestos fueron frecuentes en los años que siguieron, el eje del conflicto en el siglo XX pasó a ser entre peronistas y antiperonistas. Al asumir Juan Domingo Perón en 1945, oficialismo y oposición se volvieron dos posturas irreconciliables y surgieron conceptos peyorativos como el de “cabecitas negras” o “gorilas” para referirse a uno u otro bando. De hecho, el conflicto se volvió tan violento que el gobierno de Perón finalizó en 1955 a causa de un golpe de Estado apoyado por el antiperonismo.
Polaridad actual entre kirchneristas y antikirchneristas
La disputa entre unitarios y federales, y peronistas y antiperonistas, se actualizó en las elecciones de 2007 cuando Cristina Fernández fue electa como Presidenta de la Nación y el empresario Mauricio Macri triunfó en las elecciones de la ciudad de Buenos Aires como candidato a Jefe de Gobierno. En ese momento volvieron a oponerse dos modelos diferentes respecto de la forma de concebir a la administración de la política y, nuevamente, la oposición se llevó al extremo. Así fue que surgió la división tajante entre kirchnerismo y antikirchnerismo que se dio en llamar “grieta”.
La situación de la grieta se profundizó tras las elecciones del 2015 por las cuales el peronismo perdió las elecciones y triunfó en las presidenciales el candidato de la derecha y ex Jefe de Gobierno de la ciudad, Mauricio Macri, cuya promesa de campaña fue justamente el cierre de la misma. No obstante, a pesar de la promesa, la grieta fue potenciada y el odio entre ambos bandos continuó creciendo.
Finalmente, en las elecciones presidenciales de 2019, volvió a ganar el kirchnerismo con su candidato Alberto Fernández. Se cree que la selección del abogado como candidato del kirchnerismo fue una forma de romper con las polaridades e intentar componer consensos. De hecho, tras ganar las elecciones PASO en agosto de 2019, Fernández aseguró el final de la grieta y la venganza. A pesar de lo mencionado, en la actualidad sigue habiendo dificultades para lograr la convivencia política entre oficialistas y opositores.