¿Qué fue la política Glásnost? definición, principios, y consecuencias

Mercedes Roch
Lic. en Historia

Definición

En la década de 1980, la Unión Soviética se encontró atravesando un período de transformación social, política y económica. En aquel contexto, bajo el liderazgo de Mijaíl Gorbachov, se introdujeron una serie de reformas conocidas como «glásnost», que significa “apertura” en ruso, tendientes a brindar una mayor transparencia y democratización al régimen soviético.

Al promover la libertad de expresión, la apertura política, el fin de la censura y la transparencia en la administración pública para combatir la corrupción, la glasnost abrió puertas antes cerradas y sentó las bases para importantes transformaciones en la sociedad soviética y en sus relaciones con el mundo exterior.

Contexto histórico

Para comprender la glásnost, es fundamental tener en cuenta que, durante décadas, la Unión Soviética había mantenido un sistema político cerrado, caracterizado por el hermetismo, la censura, la represión y el control estricto de la información.

Sin embargo, la situación se modificó en la década de 1980, momento en que el régimen soviético comenzó a mostrar signos de estancamiento. Por un lado, la economía planificada centralmente dio cuenta de problemas estructurales marcados por la falta de innovación, la burocracia excesiva y la escasa falta de incentivos para la eficiencia productiva. Por el otro, había un creciente descontento entre los ciudadanos soviéticos generado por las restricciones a la libertad de expresión, la represión política y la creciente brecha entre la élite gobernante y la población.

En ese contexto, el líder Mijaíl Gorbachov asumió el gobierno en 1985 e impulsó una serie de reformas con el objetivo de revitalizar al sistema soviético. De esta forma, introdujo tanto la perestroika, que implicaba la reestructuración económica, como la glásnost, la cual se enfocaba en la apertura política.

Principios

La glásnost fue una política que buscaba abrir el sistema soviético para fomentar un mayor compromiso ciudadano y corregir los errores del pasado. Así una de las principales características de esta reforma fue que permitió una mayor libertad de expresión, lo que implicaba la posibilidad de criticar al gobierno y debatir abiertamente sobre temas antes tabú. De esta forma, los medios de comunicación tuvieron más autonomía lo cual les permitió publicar informes más críticos y objetivos sobre asuntos políticos y sociales. Sumado a ello, surgieron nuevos periódicos independientes y se autorizaron emisoras de radio y televisión independientes. Además, se levantaron restricciones sobre la publicación de obras literarias y cinematográficas antes censuradas. Lo mencionado permitió un mayor debate público y una diversidad de opiniones que antes estaban restringidas.

Por otro lado, la glásnost promovió la apertura en el sistema político, ya que instó a los líderes a rendir cuentas y a ser más transparentes en sus acciones, a la vez que alentó a la ciudadanía a participar en la toma de decisiones. En esa línea, se llevaron a cabo elecciones más abiertas y competitivas, tanto a nivel local como nacional, permitiendo a los ciudadanos expresar sus opiniones y elegir a sus representantes.

Finalmente, esta medida permitió un mayor acceso a la información, tanto dentro como fuera de la Unión Soviética, levantando el hermetismo y alentando la divulgación de datos sobre la historia y las políticas del país. Así, se permitió la discusión abierta sobre eventos y políticas del pasado que anteriormente se encontraban sujetos a una versión oficial, a la vez que se revelaron hechos históricos ocultos, como los crímenes cometidos durante el período estalinista.

Consecuencias

Una de las principales consecuencias de la glásnost fue la desestabilización del régimen ya que la revelación de los abusos cometidos en el pasado generó un mayor cuestionamiento de la autoridad del gobierno y minó la legitimidad del sistema. En otras palabras, la crítica pública y la exposición de la corrupción y la represión llevaron a una pérdida de confianza en las instituciones del Estado y a un creciente descontento social.

Asimismo, al fomentar la apertura y el debate, se habilitó el surgimiento de movimientos nacionalistas y separatistas en las diferentes repúblicas soviéticas que comenzaron a expresar sus aspiraciones y demandas de autonomía. Ello condujo al proceso de desintegración de la Unión Soviética que terminó por disolverse en 1991.

Por otro lado, como se ha mencionado, la glásnost estuvo estrechamente relacionada con el proceso de perestroika, que buscaba reformar la economía soviética. Sin embargo, las reformas económicas impulsadas por Gorbachov, como la liberalización de precios y la descentralización económica, llevaron a una serie de problemas, incluida la escasez de bienes, la inflación y el aumento del desempleo, que contribuyeron al malestar social y debilitaron aún más la posición del gobierno soviético.

Finalmente, la glásnost tuvo un gran impacto en las relaciones internacionales de la Unión Soviética ya que permitió una mayor cooperación con Occidente, lo que condujo a la firma de tratados de desarme y a una reducción de tensiones. Sin embargo, también se produjo una pérdida de la influencia internacional de la Unión Soviética, ya que se debilitó su posición como superpotencia y se cuestionó su liderazgo en el bloque comunista.


Referencias bibliográficas

Plokhy, S. (2015). “El último imperio. Los días finales de la Unión Soviética”. España: Turner

Autora

Escrito por Mercedes Roch para la Edición #124 de Enciclopedia Asigna, en 05/2023. Mercedes es Profesora y Licenciada en Historia, egresada de la Universidad de Buenos Aires, Argentina. Maestranda en Estudios Culturales Latinoamericanos. Autora de Primeras (Editorial Malisia).