Los gasterópodos, o gastrópodos son una clase (Gastropoda) de moluscos principalmente marinos, aunque también pueden ser dulceacuícolas o terrestres, que comprenden caracoles, babosas, liebres de mar, entre otros. Aunque la gran mayoría de ellos presentan una concha arrollada en una espiral cerrada y asimétrica, otros pueden presentarla de forma simétrica y no arrollada, o puede estar reducida e incluso completamente ausente en las formas más avanzadas.
Están conformados por cerca de 70 mil especies vivientes, algunas de las cuales son de importancia comercial por el valor ornamental de su concha, o por ser utilizados como alimento, mientras que otros son de importancia sanitaria por ser hospederos intermediarios de diversos parásitos que pueden afectar al ser humano.
Características generales
Los gastrópodos presentan una cabeza diferenciable, que generalmente posee un par de ojos que pueden estar en la base o en el ápice de un par de tentáculos; un gran pie, que posee cilios y glándulas epiteliales que secretan un mucus que emplean para desplazarse; un manto, que secreta proteínas, sales de calcio para la formación de la concha, y mucus; y una masa visceral que generalmente está protegida por el manto y una concha espiralada,
Otra característica de los gastrópodos es que durante su desarrollo larval la masa visceral sufre un proceso de torsión mediante el cual se desplaza entre 90 y 180º con relación a la cabeza, de manera que los nefridios y el ano abren inmediatamente atrás de la cabeza.
El proceso de torsión es diferente al proceso de adquisición de una concha espiralada, y algunos gastrópodos han sufrido un proceso secundario de detorsión parcial o total.
La concha
La concha de los gastrópodos, como la del resto de los moluscos que la presentan, está formada por sales de carbonato de calcio (aragonita o calcita) dispuestas en varias capas y generalmente cubiertas por una capa superficial denominada periostraco que es de naturaleza proteica.
La concha, como ya se dijo, generalmente es en forma de espiral asimétrica y cerrada, con las vueltas cada vez más grandes, unidas entre sí por una sutura y girando alrededor del eje o columela. La última vuelta de la concha es la mayor y es donde se retrae la cabeza y el pie en caso de peligro.
El enrollamiento de la concha generalmente ocurre en dirección de las agujas del reloj (dextrorso), aunque en algunas especies puede ser en dirección contraria (sinistrorso), u ocurrir en cualquier dirección, también puede ocurrir en un plano, como sucede en algunos caracoles de agua dulce (planórbidos). En las lapas, la concha no muestra ningún arrollamiento, presentándose en forma de cono. En las liebres de mar la concha está muy reducida y cubierta por el manto, mientras que en babosas y nudibranquios está completamente ausente.
Adicionalmente, las conchas de los gastrópodos despliegan una inmensa variedad de patrones de coloración y de formas, apoyadas en ornamentaciones de diversos tipos, incluyendo costillas, espinas, proyecciones, entre otras.
Hábitat y distribución
Los gastrópodos son los moluscos que han alcanzado mayor éxito en cuanto a diversidad de hábitats que han logrado conquistar. En los ambientes acuáticos, la mayoría de las especies son bentónicas pudiendo asociarse a cualquier tipo de sustrato duro, o incluso formar parte de la infauna (que vive entre las partículas de sedimentos) de ambientes de fondos arenosos o fangosos. También existen especies pelágicas, es decir que habitan en la columna de agua.
Pueden habitar mares, ríos, lagos, lagunas, desde aguas hipersalinas hasta aguas dulces. Latitudinalmente, se distribuyen desde las zonas polares hasta las tropicales y subtropicales. Debido a esta amplia distribución y gran variedad de hábitats, algunas especies han adoptado la estrategia de la estivación y/o la hibernación para protegerse durante las épocas más críticas del año.
Reproducción
La mayoría de los gastrópodos son hermafroditas simultáneos, aunque algunas especies pueden ser gonocóricas (unisexuales). La reproducción generalmente ocurre luego de un cortejo, y puede ser simultánea, es decir, la parte masculina de cada caracol fecunda a la parte femenina de su pareja. La fecundación casi siempre es interna y los embriones se desarrollan en huevos que generalmente son puestos en grandes masas.
Algunas especies pueden reproducirse por partenogénesis. Del huevo eclosiona una larva velígera, aunque algunas especies pueden eclosionar como larva trocófora.
Nutrición
Así como la forma de la concha y el hábitat que ocupan los gastrópodos son increíblemente diversos, los hábitos y mecanismos de alimentación, también son muy diversos. Los hay desde herbívoros hasta saprófagos, pasando por omnívoros y carnívoros, mientras que, entre los mecanismos de alimentación, se encuentran especies filtradoras, detritófagas, depredadoras, carroñeras, e incluso parásitas.
Entre los gastrópodos herbívoros, algunos raspan la película de algas que crece sobre la superficie de las rocas, utilizando para ello su rádula, otras consumen algas de mayor tamaño. Las especies de agua dulce y las terrestres prefieren brotes tiernos, plantas en descomposición e incluso hongos. En muchas especies el esófago y el estómago anterior engrosan sus paredes y se transforman en un buche y un proventrículo o molleja, respectivamente.
Algunas especies de nudibranquios son capaces de establecer asociaciones simbióticas con cloroplastos que han transferido desde las plantas de las cuales se alimentan, y estos cloroplastos continúan realizando su actividad fotosintética en el interior de los gastrópodos.
En los gastrópodos carnívoros, la rádula ha sufrido importantes modificaciones para desgarrar, cortar, sujetar o raspar a la presa. La dieta principal de los gastrópodos carnívoros terrestres la constituyen lombrices, babosas y otros gastrópodos, mientras que para los caracoles marinos las principales presas son los bivalvos, poliquetos y cirrípedos. Los túrridos y los conos utilizan la rádula para inyectar veneno a sus presas, que incluyen peces.
Existen pocas formas de gastrópodos parásitos, las que han adquirido mayores modificaciones como adaptación a este estilo de vida presentan un cuerpo vermiforme y viven principalmente en el interior de pepinos de mar.
Respiración
La mayoría de los gastrópodos realizan el intercambio de gases por medio de branquias. Los gastrópodos más primitivos presentan una branquia pectinada a cada lado del cuerpo y conchas hendidas para facilitar el flujo de agua, el intercambio de gases y la eliminación de heces y excretas.
Debido al proceso de torsión del cuerpo, muchos gastrópodos sufrieron una reducción o pérdida total de la branquia del lado derecho del cuerpo, lo cual también ocurrió con la aurícula derecha y con el nefridio de ese mismo lado del cuerpo.
En los gastrópodos terrestres y de agua dulce, la branquia izquierda también se perdió, y en su lugar la cavidad paleal sufrió un amplio proceso de vascularización y se transformó en un pseudopulmón.
En los nudibranquios, la concha ha desaparecido, así como la cavidad paleal y las branquias, por lo que deben realizar una respiración cutánea. Muchos nudibranquios incrementan la superficie de intercambio de gases, gracias a la presencia de unas proyecciones del cuerpo denominadas ceratas, otros desarrollan branquias secundarias.
Usos por el ser humano
Como alimento
La carne de caracoles terrestres y/o marinos ha sido empleada como alimento por los seres humanos desde la prehistoria. La carne de caracol es baja en calorías y rica en proteínas con aminoácidos esenciales, omega-3, vitaminas del complejo B, calcio, fósforo, magnesio, selenio, potasio y sodio. Adicionalmente su carne es de sabor agradable. Debido a ello, su consumo es muy popular en algunos países.
Actualmente se estima que el consumo anual, solo de caracoles terrestres, supera las 300 mil toneladas, y crece anualmente. Esto ha permitido que el cultivo de estos gastrópodos, actividad conocida como helicicultura, se haya hecho cada vez más rentable y haya sido considerada como alternativa productiva sobre todo en países africanos. Los principales países importadores de caracoles terrestres para consumo son Francia, Italia y España, mientras que los principales proveedores son Serbia, Turquía y Marruecos.
Ornamental
La belleza de las conchas de los caracoles también ha atraído al hombre desde la antigüedad, al punto que las conchas de algunas especies fueron empleadas como moneda principalmente en algunas islas del Indopacífico y antiguos países africanos y asiáticos, ejemplo de ello lo constituye el cauri, cuyo nombre científico proviene de dicho uso (Monetaria moneta). También se emplean en artesanía y para la elaboración de joyas.
Medicina
El mucílago o baba de caracol posee metabolitos de demostrados efectos benéficos para el ser humano, sobre todo a nivel cutáneo, donde actúa previniendo o demorando el fotoenvejecimiento cutáneo, regulando las actividades de síntesis y degradación de los componentes de la piel, favoreciendo el sostén dérmico, evitando la oxidación celular, entre otros.
Algunos caracoles carnívoros han modificado sus glándulas salivales transformándolas en glándulas venenosas, mientras que emplean la rádula para inyectar su veneno a sus posibles presas.
El emponzoñamiento por conícidos puede llegar a ser fatal para el ser humano. Sin embargo, actualmente se realizan investigaciones acerca de las propiedades bioactivas del veneno de estos caracoles, pues los investigadores creen que podría ser empleado para tratar dolores crónicos, así como algunas enfermedades degenerativas del sistema nervioso, como el Alzheimer y el Parkinson.
Plagas agrícolas
Algunas especies de caracoles y babosas pueden llegar a causar pérdidas económicas considerables en cultivos agrícolas y hortícolas, por ejemplo, el caracol gigante africano es una especie invasora que ha causado incontables pérdidas en cultivos de numerosos países, pudiendo afectar más de 100 especies distintas de plantas. En los Estados Unidos, la introducción de esta especie está penada por la ley, y el estado invierte enormes sumas de dinero intentando erradicarlo de Hawái y de otros estados.
Interés sanitario
Los caracoles pueden ser hospederos intermediarios de parásitos capaces de afectar al ser humano, como la duela hepática, causante de la fasciolasis, el trematodo causante de la esquistosomiasis (o bilhariarsis) y el nematodo causante de la meningitis eosinofílica.
Referencias bibliográficas
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