Para muchos compatriotas y analistas fue un héroe que demostró el amor y compromiso con su patria entregando su propia vida, mientras que para otros tantos fue el hacedor y único responsable de la derrota militar más grande que Paraguay enfrentó en su historia.
Era el presidente de la nación en ejercicio, y jefe de las Fuerzas Armadas paraguayas, durante la Guerra de la Triple Alianza, y asimismo fue el gran impulsor del comienzo de dicho conflicto armado que enfrentó, entre los años 1864 y 1870, a Paraguay contra la alianza conformada por Uruguay, Argentina y Brasil
La ciudad paraguaya de Asunción lo vio nacer en el año 1827, en el seno de una familia acomodada y con un padre, Carlos Antonio López, que lo antecedió en la presidencia de la Nación, y de quien de algún modo «heredó» el puesto y la pasión por la política.
Durante la gestión presidencial de su padre se desempeñó, designado por él, como jefe del ejército, y tuvo un rol protagónico en la incursión paraguaya en Corrientes contra el presidente argentino Rosas
Por otro lado, su padre le delegó la representación en el exterior y realizó un largo periplo por Europa para que las naciones europeas reconocieran la independencia paraguaya y el gobierno de López.
Cuando su padre fallece en 1862 el Congreso lo elige para que ocupe el cargo de presidente de la nación.
Orientó su gestión a consolidar los cambios y mejoras impulsados por su papá.
La invasión de Brasil al Uruguay en 1864, en apoyo del Partido Colorado uruguayo que estaba en plena guerra civil con el Partido Blanco, éste último apoyado por el mandatario paraguayo, fue considerada una afrenta contra la hermandad de los Estados del Plata y un motivo para el Paraguay para declararles su hostilidad
En respuesta a este acto desafiante, Paraguay, capturó un buque brasileño en uno de sus puertos y además tomó prisionero al gobernador de Matto Grosso.
Y cuando descubrió que la neutralidad argentina no era tal porque apoyaba con diversas acciones al enemigo, también le declaró la guerra a esta.
Si bien el enfrentamiento tuvo un inicio favorable a las fuerzas paraguayas, con el correr del tiempo, la supremacía de la triple alianza se hizo notar y Paraguay sufrió una derrota avasallante y que implicó consecuencias nefastas en pérdidas humanas y de territorios que terminaron incrementando los de sus enemigos Brasil y Argentina
Por otra parte, no se puede soslayar su intervención en 1859, unos años antes de convertirse en presidente, en el acercamiento entre Justo José de Urquiza y Bartolomé Mitre, enfrentados por la causa federal y unitaria, respectivamente, y que culminó con el Pacto San José de Flores.
Mantuvo una intensa amistad con Urquiza que permitió dicha mediación.