Definición de Fósil características, clasificación, y fosilización

Carlos F. Lira Gómez
MSc. en Ciencias Marinas

El término fósil se emplea para definir cualquier evidencia de la existencia de vida en eras geológicas pasadas, ya sea en forma directa, como los restos totales o parciales de un organismo (huesos, dientes, conchas, hojas, troncos, entre otros), moldes o impresiones de estos en rocas; o pruebas indirectas como huellas de pisadas o heces fecales. Estos restos pueden haber sido preservados en el sedimento, en resina vegetal (ámbar, el cual a su vez también es considerado fósil), o en otros elementos que impidieron la descomposición de los organismos, como el permafrost o la brea.

Características generales

Los fósiles son conocidos desde tiempos remotos, sin embargo, se desconocía su significado. Algunos fósiles fueron identificados como restos de animales inexistentes como dragones o cíclopes, a otros se les otorgaron orígenes místicos o poderes mágicos o curativos. Sin embargo, grandes pensadores como Aristóteles, Leonardo Da Vinci, o científicos como Nicholas Stento, Robert Hooke o Georges Cuvier lograron comprender que se trataba de restos antiguos de animales o plantas.

Cuvier fue el primer científico capaz de reconstruir fósiles mediante comparaciones de los mismos con los organismos existentes actualmente, por lo cual es considerado el padre de la anatomía comparada. Cuvier, en 1812, realizó este tipo de comparaciones entre la fauna y los registros fósiles franceses, llegando a la conclusión que estos últimos representaban especies extintas. Por otra parte, también determinó que los diferentes estratos con los que estaban asociados los distintos fósiles, evidenciaban grupos de organismos que en estratos superiores eran sustituidos por especies más “avanzadas”, pero que guardaban relación con las predecesoras, por lo cual se convirtió en defensor de la teoría geológica del catastrofismos, la cual sugiere que la tierra ha sido moldeada por diversos eventos breves y de gran violencia, y que han ocasionado extinciones masivas de organismos.

Clasificación de fósiles

Fósiles corporales

Los fósiles corporales están representados por el cuerpo entero de un organismo, o por partes de este, tales como huesos, dientes, conchas, troncos, entre otros. Este tipo de fósiles es el que permite a los paleontólogos la reconstrucción morfológica de organismos antiguos. También ayuda a comprender cambios y radiaciones evolutivas que dieron origen a organismos actuales.

Entre los fósiles corporales se encuentran también moldes que quedan luego que los restos del organismo se han disuelto por completo. Estos moldes pueden ser externos, cuando queda vacío el espacio donde estaba el organismo en medio de la roca, o internos, que resultan cuando dicha cavidad ha sido rellenada posteriormente con el sedimento.

Icnofósiles

Los icnofósiles, también conocidos como rastros o pistas fósiles, son huellas dejadas por los organismos que vivieron en eras remotas. Estos fósiles no son completamente útiles para ayudar a determinar la forma de estos organismos, pero si son muy útiles para ayudar a conocer aspectos de su biología y su etología.

Entre estos fósiles se encuentran huellas de pisadas, de descanso, de pastoreo, madrigueras, así como heces fecales fosilizadas (coprolitos). Estos últimos proporcionan valiosa información sobre la dieta de los autores de estas deposiciones.

Fósiles químicos

Las sustancias químicas que permiten revelar la presencia de actividad biológica en épocas pasadas también son consideradas fósiles. Los combustibles fósiles, como el petróleo o el carbón son ejemplos de fósiles químicos.

Mecanismos de fosilización

Para que cualquier organismo se convierta en fósil debe pasar por diversos procesos, que tardan miles de años, y que dependen no solo del tipo de tejido, sino también de las condiciones externas, por ejemplo, estructuras duras como huesos, dientes o conchas fosilizan mejor que estructuras blandas. Estas estructuras, para ser consideradas fósiles deben tener al menos 10 mil años de antigüedad. Entre los procesos de fosilización se encuentran:

Conservación

Aunque es generalmente aceptado que deben ocurrir cambios en la composición y/o estructura de la materia orgánica del organismo, en casos especiales, esto no ocurre, conservándose la composición y estructura original de la materia. Para ello, debe existir una condición anóxica o térmica que impida la descomposición de la materia orgánica, por ejemplo, que el organismo quede atrapado en resina vegetal, en brea, en una turbera, o en ambientes muy secos o extremadamente fríos.

Sustitución

En este caso, la materia orgánica original que componía los distintos tejidos es sustituida por compuestos minerales completamente distintos, como la silificación de algunas plantas, donde la celulosa es sustituida por sílice.

Permineralización

Es un proceso de precipitación de minerales en los espacios vacíos en el interior de organismos que quedan atrapados en sedimentos anóxicos. El agua intersticial del sedimento puede penetrar en el cuerpo del cadáver, arrastrando consigo distintos minerales que pueden precipitar en las cavidades corporales, incluyendo los espacios intercelulares e incluso intracelulares. Dependiendo de la velocidad de descomposición de la materia orgánica, se obtendrán fósiles con mayor o menor grado de detalle.

Reemplazo

Se diferencia de la sustitución por cuanto, en este caso lo que ocurre es un enriquecimiento relativo de algún componente preexistente en el tejido original, por pérdida de otros componentes, como en el proceso de carbonización, en el cual el tejido pierde hidrógeno y oxígeno, aumentando así la proporción relativa de carbono en el tejido, generalmente ocurre en compuestos orgánicos complejos como la lignina o la quitina.

En algunas ocasiones puede ocurrir un proceso denominado recristalización, en el cual los compuestos minerales originales de estructuras duras aún están presentes, pero se encuentran en una forma cristalina distinta, como el reemplazo de aragonito por calcita.

Impregnación

Es una de las formas más frecuentes de fosilización, consiste en la penetración de partículas minerales, generalmente sílice o calcita, en los tejidos, esto ocurre principalmente en tejidos esqueléticos. Este proceso endurece aún más huesos y conchas, por lo que es más difícil que sean fracturados o destruidos. Además de huesos y exoesqueletos, también han sido encontradas presentando este tipo de fosilización, espículas silíceas que forman el endoesqueleto de algunas esponjas.

Incrustación y disolución

También conocida como mineralización autóctona, ocurre cuando hay una precipitación de minerales, como la calcita o la siderita alrededor de un organismo o fragmento de este, formando un molde que, al igual que ocurre en la permineralización, dependiendo de la velocidad con la que ocurre la precipitación antes de la descomposición y disolución de la materia orgánica, puede preservar detalles morfológicos muy finos del modelo original.

Algunos autores incluyen a la bioinmuración como un tipo de incrustación. La bioinmuración es el sobrecrecimiento del exoesqueleto de un organismo sésil sobre otro organismo también sésil, de manera tal que este último quede embebido, o deje su impronta en el exoesqueleto del otro.


Referencias bibliográficas

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Pardo, A. 1996. Fósiles y fosilización: procesos y resultados de la larga historia subterránea. Boletín SEA, 16: 31.42

Taylor, P. D. 1990. Preservation of soft-bodied and other organisms by bioimmuration: A review. Palaeontology. 33: 1–17.

Autor

Escrito por Carlos F. Lira Gómez para la Edición #134 de Enciclopedia Asigna, en 03/2024. Carlos es MSc. en Ciencias Marinas, mención Biología Marina del Inst. Oceanográfico de Venezuela, UDO. Profesor de Carcinología y Zoología Gral. en la UDO.