Las finanzas personales son la administración de los recursos monetarios o de valor con los que cuenta un individuo para optimización de los mismos y, al mismo tiempo, hacer frente a deudas u obligaciones financieras.
Están conformadas fundamentalmente por valores positivos y negativos con los que cuenta el individuo, así como ingresos y egresos, en otras palabras, son los ahorros en una cuenta bancaria, propiedades de valor como inmuebles o automóviles y, en contraparte, todas aquellas deudas o pagos que se deben realizar como gastos fijos o variables, y que sin duda se llevan a cabo periódicamente.
Otras de las variantes que integran las finanzas personales y no menos importantes, son los canales por medio de los cuales la persona obtiene financiación o préstamos, así como los medios para realizar inversiones, los cuales forman parte de los movimientos que se desprenden de los ingresos y egresos.
Factores y formas para optimizar las finanzas personales
Para optimizar las finanzas personales es necesario establecer una planificación que permita conocer dos factores fundamentales, el primero de ellos es la posición económica actual, es decir, todos los activos y pasivos con los que uno cuenta, estos se refieren a la cantidad de bienes y deudas de los que dispone la persona en el momento. El segundo de estos factores se obtiene con la determinación de objetivos, es importante establecerlos desde una perspectiva realista y tomando a consideración los recursos económicos disponibles.
Además, es fundamental determinar como premisa, la condición de evitar sobrepasar la cantidad de egresos en contraste con la de ingresos, refiriéndonos a la acción de “no desembolsar más de lo que ingresa a tu cartera”. Esta cuestión entra en juego con diferentes elementos que pueden funcionar como un arma de doble filo, los préstamos o créditos bancarios es un ejemplo de esto, para ello es necesario contemplar dentro de la planeación, el uso responsable de estos recursos financieros, los cuales al utilizarlos de la mejor manera, pueden representar grandes beneficios para nuestra salud financiera.
Para una mayor optimización financiera se debe tomar en cuenta las inversiones del capital. Esta condición establece su principio en la generación de utilidades o ganancia a partir de una cantidad monetaria destinada a ello, en palabras más sencillas, se pretende generar un crecimiento económico, evitando que las inflaciones e intereses bancarios compriman nuestra cuenta bancaria. Como parte fundamental de la rentabilidad en el tiempo, es importante tomar en cuenta los riesgos que se asumen al invertir cierta cantidad de dinero en cualquiera que sea la alternativa elegida, por ello se asegura que esta acción siempre representara un porcentaje de riesgo por mínimo que este sea, una de las principales leyes financieras confirma, “A mayor riesgo, mayor rendimiento”.
Entre una gran gama de posibilidades para invertir se encuentran, los fondos de inversión, acciones, bonos, bienes raíces, entre mucho otros.
En base a los puntos mencionados anteriormente se hace un análisis financiero general y a partir de ello se planifica con la intención de obtener el mayor beneficio posible, es necesario que una vez llevado a cabo estos procedimientos, se realice a un monitoreo periódicamente, con la finalidad de comprobar el manejo de la planeación, detectar debilidades u oportunidades de crecimiento y a la vez ejecutar ajustes pertinentes.
Importancia de una buena gestión en las finanzas personales
La buena planificación y gestión de las finanzas personales desemboca en una serie de beneficios, algunos de estos son: tener un plan de acción y una cantidad de capital destinado para hacer frente a cualquier tipo de imprevisto o contingencia, de manera que se evita adquirir préstamos o créditos que desembocan en deudas fuera del alcance financiero. Esta condición se conoce generalmente como “ahorro de emergencia”.
La gestión óptima de las finanzas personales también da pie a una planeación futura y con un plazo mayor, con la cual se crea una condición saludable continua, obteniendo la posibilidad de generar utilidad a partir del ahorro, y la capacidad de reinversión. Estas cuestiones conllevan aún más beneficios de largo plazo, como la planificación de fondos de retiro o bien determinar la capacidad con la que se cuenta para adquirir créditos o préstamos, y de esta manera adquirir un mayor valor en activos o bienes.