La palabra facha es una deformación coloquial del término fascista (seguidor del fascismo), que a su vez proviene de fascio, un símbolo del antiguo Imperio Romano.
Se utiliza normalmente como un insulto e indica que alguien es considerado como una persona con una mentalidad muy tradicional, católico practicante y muy beato, ideas conservadoras y con un talante poco democrático.
Quien dice que alguien es un facha como una calificación despreciativa, lo expresa normalmente desde una posición ideológica opuesta, es decir, de izquierdas.
El concepto facha tiene igualmente otro significado distinto, pues menciona el aspecto y la vestimenta poco atractiva de alguien (¡ vaya facha tiene ese !), pero esta aceptación es menos corriente.
De dónde nace este concepto?
Durante la Guerra Civil española (1936-1939) había dos bandos enfrentados: los nacionales y los republicanos. Los nacionales se opusieron al gobierno de la república y se sublevaron en varias zonas de España. El país quedó dividido en dos bandos: los nacionales con una ideología falangista (muy próxima al fascismo) y los republicanos. En la jerga popular se hablaba de fascistas y rojos como dos colectivos enfrentados.
La guerra la ganaron finalmente los fascistas y estuvieron en el poder hasta 1975, cuando falleció el líder de este movimiento, el general Francisco Franco. Cuando se inició el proceso hacia la democracia se empezó a popularizar el término facha como un desprecio a las personas cercanas al régimen anterior. La ideología fascista perdió el reconocimiento de la mayoría de la población y ser un facha se convirtió en algo anticuado y antidemocrático. Se incorporaron otros valores sociales y en 1977 se realizaron las primeras elecciones democráticas desde 1936. En aquellos años (conocidos como la transición española) se impuso otro arquetipo de individuo, el progre (con otra estética y otra ideología a la del facha).
En España ser un facha está asociado a una serie de ideas y símbolos: la bandera anterior a la constitución, la añoranza de la dictadura, el catolicismo conservador, el anticomunismo y una determinada estética y estilo personal (pelo engominado en los hombres y una actitud machista en las mujeres).
En los últimos años la palabra facha ha adquirido un nuevo matiz. Así, es un facha todo aquel que es de derechas, liberal o que se proclama como una persona patriota. En la actualidad existen movimientos políticos que se declaran antifascistas y, por lo tanto, los fachas son el enemigo político.