Para contar y también para magnificar aquellos eventos que se suceden en nuestras vidas, los seres humanos, solemos echar mano de alguna frase o expresión popular, fuertemente arraigada en el idioma, Hay decenas claro, pero hay una que se suele oírse con mucha frecuencia cuando se quiere manifestar que se advierte que sobre uno está por caer algún peligro o existe una amenaza concreta de que algo malo nos sucederá: la famosa espada de Damocles.
Mayormente la aplicamos cuando queremos dar una lección de moral a alguien, en este caso la leyenda de la espada de Damocles es una gran herramienta, ya verán porqué…
Como ocurre con la mayoría de estas expresiones, atrás de ellas, hay una historia, una leyenda mejor dicho, si tenemos en consideración los siglos y siglos transcurridos desde que sucedió la historia que la popularizó…
La historia de esta frase tan popular se debe a un historiador griego que entre los siglos IV y III A. C. la instalaría pero recién sería unos siglos después, aproximadamente en el I A.C. que otros personajes como Cicerón la retomarían y le atribuirían la notoriedad de la que hoy goza.
Damocles supo ser un cortesano de la Corte del Rey Dionisio, apodado como El Viejo, en Siracusa cuando corría el siglo IV A.C. Algo resentido, Damocles, no hacía otra cosa que envidiar todo cuanto tenía y hacía el rey. En tanto, cuando el rey advierte la situación quiere escarmentarlo y entonces le propone cambiar sus vidas por una noche. Así, Damocles gozaría de los lujos que tanto añoraba tener y por su lado el tirano ocuparía su lugar.
El rey hizo preparar un banquete muy especial para su “alter ego” y cuando Damocles se disponía a disfrutar de todo aquello que siempre había mirado con una mezcla de deseo y de recelo, advierte, mirando hacia arriba, que justo allí arriba del lugar en el cual estaba sentado y que correspondía al lugar del rey yacía una espada que estaba atada con una sola crin de un caballo.
De inmediato, y al percibir que ese objeto amenazante podía caer sobre él en cualquier instante, las ganas de ser el rey por esa noche desaparecieron y lo único que Damocles quiso era huir de ese lugar. Le pidió al rey que le devolviese su lugar.
A través de esta historia queda ciertamente demostrado que no siempre el deseo de un espacio de poder coincide con lo que nuestro ideal se ha construido sobre él, Es decir, no se piensa globalmente en las ventajas y desventajas de ese puesto, porque esa necesidad de poseer poder ciega a quien lo desea y no lo deja ver que muchas veces el disponer de poder puede poner incluso su propia vida en peligro.