El espacio público es aquel espacio de uso para todos los ciudadanos. Desde esta perspectiva, se distingue del espacio privado por el hecho de ser propiedad del estado y ser mantenido con fondos públicos. Puede hacer referencia a calles, rutas, edificios públicos, plazas, etc. Todas estas variantes son distintas manifestaciones de una realidad consistente en el hecho de que sirven a todos los habitantes de una nación y que su propiedad es pública. Dada esta condición, cualquier individuo puede recorrerlo sin que sea requerido un permiso especial, salvo ocasiones puntuales que remiten a una necesidad general.
El espacio público dista de ser una concepción moderna, puede decirse que ya existía en experiencias de la antigüedad. Así, por ejemplo, en las primeras ciudades cualquiera podía circular libremente por ellas, existiendo incluso lugares específicamente diseñados para la interacción social y el comercio. Este tipo de circunstancia remite no solo a un concepto antiguo del espacio público, sino que también da una pauta de que existía un planeamiento al respecto para que determinados lugares albergasen las condiciones necesarias para que su uso fuese comunitario.
El espacio público también es el lugar en donde determinadas consignas toman el estatus de públicas. Es por ello que cuando se quiere dar cuenta de una manifestación política, esta se desarrolla en un lugar que reúne estas características, especialmente si tiene alta connotación simbólica. Este tipo de eventos son movilizaciones que hacen sentir a las autoridades la vigencia de determinadas ideas en un espectro relativamente amplio de la sociedad.
A pesar de esta condición de utilización colectiva, o mejor dicho, en función de esta circunstancia, el espacio público se encuentra custodiado por las fuerzas del orden. Esto significa que, a pesar de que existen derechos de los ciudadanos en este ámbito, también estos derechos tienen límites. En efecto, existen comportamientos que se encuentran vedados y que tienen que ver con el hecho de afectar los derechos de los demás.
El espacio público se mantiene limpio y ordenado con la recaudación de impuestos. Estos fondos también se destinan a arreglar las roturas que el paso del tiempo y el uso acarrean. Cuando se percibe que los lugares utilizados por la comunidad, sobre todos los más emblemáticos, tienen un escaso mantenimiento, sin lugar a dudas es una señal de un mal manejo de los fondos públicos. El espacio público debe ser mantenido con trabajo constante que no solo garantice su funcionalidad, sino también su estética.