Se dice que una conducta es equitativa cuando expresa una cierta proporcionalidad. En otras palabras, cuando es justa, imparcial y razonable. Por el contrario, aquello que no es equitativo resulta injusto, parcial e incluso inmoral.
La equidad es una categoría moral que está presente en la vida cotidiana y en el ámbito del derecho, pues hay que recordar que el derecho tiene como aspiración impartir justicia.
Conductas equitativas y no equitativas
De alguna manera todos intentamos ser justos con los demás. Si alguien reparte algo de manera desigual y caprichosa no tiene un comportamiento equitativo. Al vivir en sociedad necesitamos valores que faciliten la convivencia y las actitudes no equitativas suponen una alteración de las relaciones humanas. Resultaría incongruente e inmoral que alguien pretendiera recibir cosas de los demás y no dar nada a cambio.
La ausencia de equidad crea injusticia, malestar y un cierto desorden. La mayoría de religiones y tradiciones culturales defienden la idea de tratar a todos por igual. Sin embargo, no siempre es fácil conseguirlo, ya que la condición humana no puede evitar conductas interesadas o actuar según ciertos prejuicios (por ejemplo, es bastante habitual anteponer los intereses de un grupo antes que favorecer a otros).
El principio de equidad
Un juez tiene que conocer las leyes en profundidad, respetar unos procedimientos y, al mismo tiempo, tener un sentido de la equidad. Este principio es un mandato de la propia ley y a la vez un valor ético imprescindible para la justicia. De hecho, hay un principio moral y legal que está reflejado en el primer artículo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: todos los hombres son iguales en dignidad y derechos. Esta referencia explícita a la igualdad se fundamenta en un principio de equidad.
Ser equitativos y justos nos parece en la actualidad algo evidente. Sin embargo, no siempre ha sido así. Hay muchos ejemplos que demuestran pautas de comportamiento que no han respetado el principio de equidad: la esclavitud, la sociedad dividida en clases, el no reconocimiento del voto femenino y un largo etcétera. Incluso en el mundo actual se puede afirmar que el ideal de equidad está muy alejado de la vida cotidiana en algunos territorios (la ausencia de derechos de la mujeres o la persecución por la tendencia sexual son realidades que evidencian un trato desigual entre los seres humanos). La equidad es un anhelo que no siempre se cumple pero es conveniente que esté presente para corregir la injusticia, el abuso o cualquier forma de intolerancia.