La enemistad es un sentimiento de enfrentamiento hacia alguien. Es contraria a la amistad y suele ir acompañada de un motivo que explica el rechazo con respecto a otra persona.
En la idea de enemistad hay dos elementos (normalmente dos personas, pero pueden ser dos naciones o dos entidades). Ambas partes suelen mantener una animadversión mutua, pues sería extraño e ilógico que fuera solamente en una dirección.
La enemistad es un sentimiento intenso, tan intenso como la amistad pero a la inversa. Sin embargo, como en todos los sentimientos humanos existen grados y niveles distintos. Así, la enemistad puede expresarse de una manera moderada y, como sucede en ciertas ocasiones, de una forma intensa. Igualmente, se habla de una declaración de enemistad cuando una o las dos partes manifiesta de una manera explícita una posición contraria a la del otro (esta circunstancia es aplicable en casos de conflicto bélico entre dos naciones). Existe la posibilidad de que la antipatía o la pugna existente sea silenciosa o, por el contrario, vaya acompañada de alguna acción de enfrentamiento ( entre las hinchadas rivales de fútbol se dan momentos de conflicto y de pelea).
Con relativa frecuencia la enemistad va acompañada de alguna traición, un enfrentamiento personal o incluso un malentendido. En cualquier caso, es un sentimiento desagradable, pues está asociado a otras emociones negativas (la ira, el odio, la envidia o los celos).
Al igual que el amor y el odio, la amistad y la enemistad aparecen bastante unidas. De hecho, grandes amigos pueden convertirse en auténticos enemigos. La dualidad entre la amistad y la enemistad está presente en todos los ámbitos de las relaciones humanas (en el trabajo, en el deporte, entre vecinos o en la esfera familiar). Se podría decir que la rivalidad entre dos personas o entidades es equivalente al enfrentamiento que existe en otros órdenes de la naturaleza (por ejemplo, el que hay entre algunos animales).
Un aspecto a tener en cuenta con respecto al enfrentamiento característico de la enemistad es su «necesidad». Pensemos en el fútbol como ejemplo de esta idea, ya que el Madrid necesita a su enemigo el Barcelona, el Boca al River y el Inter a la Juventus. Si en este contexto el enemigo dejara de existir, desaparecería la magia y la pasión de este tipo de disputas.
Entre los diversos matices relacionados con este concepto, no hay que olvidar la posibilidad de encontrar una solución al enfrentamiento, es decir, una reconciliación.