Para los exploradores y colonizadores debemos decir que todo valía a la hora de concretar sus proezas descubridoras, en tanto, en el caso de Domingo Badía y Leblich, explorador de origen español, fue absolutamente así ya que fingió ser musulmán para poder realizar un recorrido por África, Asia y desempeñarse como espía al servicio de la corona española.
Así es que Badía y Leblich adoptó una identidad falsa: Alí Bey Abd Allah, hijo y heredero de un príncipe sirio millonario, y gracias a ello recorrió de punta a punta el continente africano, asiático y más, y desarrolló una intensa y exitosa misión de espionaje solventada por el rey de España, como decíamos, en esta época les sobraba ingenio a los exploradores…
Pero en su caso, como dijimos, había una necesidad más que era la de pasar desapercibido mientras se desempeñaba como espía encomendado por Manuel Godoy, el Primer Ministro del Rey Carlos IV.
Luego de ello regresaría un tiempo a Europa donde prestaría servicio a Napoleón y gobernaría el ayuntamiento español de Córdoba.
Nació en Barcelona en el año 1767 y falleció en el año 1818.
Su muerte está rodeada de un gran misterio ya que se produjo en el desierto sirio, presuntamente, fue envenenado por un agente del servicio británico mientras se encontraba desarrollando una misión secreta para el rey francés Luis XVIII.
Es importante destacar que los aportes que efectuó en su larga travesía por África y Asia no fueron reconocidos como se hubiese merecido en aquel momento, pasaría mucho tiempo hasta que se le atribuyó la notoriedad que se merecía.
Seguramente, la desconfianza que suscitaba su comportamiento en su patria natal, y en Francia, tuvo que ver con esto.
Ahora bien, sus diarios de viaje cuando fueron descubiertos, demostraron la increíble capacidad de este hombre para interpretar y decodificar la cultura musulmana.
Estos cuadernos ofrecen además mapas y láminas con dibujos propios que sirvieron para documentar sus viajes, es decir, no solamente quedó en la prosa de los mismos.
Realizó descripciones muy detalladas de las ciudades que iba visitando y de cada una efectuó observaciones en los campos de la botánica, la meteorología, zoología y geología, entre otros; un evento que merece una mención aparte es su peregrinación a La Meca, habiendo sido seguramente el primer español no musulmán en hacerlo y en ingresar al fantástico e imponente santuario de Kaab, donde se congrega la peregrinación más multitudinaria del Islam
Badía y Leblich se movía por todos lados con su equipado maletín que contenía instrumentos astronómicos y otros materiales comos ser: la tinta invisible, que ayudaban en su tarea de espía.
Su vida fue una completa aventura de principio a fin, de la cual se pudieron extraer innumerables aportes a la cartografía mundial y también muchos detalles del mundo oriental que pudieron traspasar las fronteras y ser conocidos por occidente.