El muralismo mexicano ha sido un movimiento artístico que surgió a comienzos del siglo XX en tierra azteca con un fin preeminentemente educativo que se consideraba esencial para poder conseguir la unión mexicana luego de la revolución; por tanto, la mayoría de los murales se erigían en lugares públicos a los cuales accedían todo tipo de personas, sin distinciones de razas o clases sociales.
Como consecuencia del contexto que se vivió tras la revolución, la mayoría de los artistas plásticos se encontraron influidos por las ideas marxistas, situación que por supuesto se proyectaría a los murales.
En tanto, de ese nutrido grupo de artistas hubo uno que se destacó sobremanera a la hora de plasmar a sus obras de un altísimo contenido social en los diversos edificios públicos de su país: Diego Rivera.
Diego María de la Concepción Juan Nepomuceno Estanislao de la Rivera y Barrientos Acosta y Rodríguez, tal como fue bautizado, nació un 8 de Diciembre de 1886 en Guanajuato.
Cuando contaba con tan solo diez años de edad comenzó a tomar clases nocturnas en la Academia de San Carlos, hecho que lo acercaría al paisajista José María Velasco.
En 1905 sucederá un hecho que marcará su carrera para siempre, ya que le otorgan una pensión a través del Secretario de Educación Justo Sierra y tiempo después otra del gobernador de Veracruz que le permiten realizar sus estudios en España sobre las obras de Goya y El Greco, entre otras.
Ya a partir de 1916 comenzó a alternar su residencia entre México, Argentina, Bolivia, España y Francia y en ésta última se pondría en contacto con los artistas e intelectuales más destacados de la época a los cuales admiraba desde lejos.
Tras un paso por Italia donde estudió en profundidad el arte renacentista, en el año 1922, Rivera, regresa a México y empieza trabajar en su primer mural en el Anfiteatro Simón Bolívar de la Escuela Preparatoria Nacional al que le seguirían varios más: un fresco en la Secretaría de Educación Pública, y más murales en el Palacio de Cortés en Cuernavaca, en la Escuela Nacional de Agricultura en Chapingo, Palacio Nacional en Ciudad de México, entre otros.
También, en esta misma época sería co-fundador de la Unión de Pintores, Escultores y Artistas Gráficos Revolucionarios y se afiliaría al partido Comunista Mexicano, consumando su compromiso político con los ideales de la corriente comunista.
En 1930, con un prestigio y un reconocimiento sólido es llamado desde Estados Unidos para la realización de varias obras, entre ellas la de pintar un mural en el lobby del Rockefeller Center; cabe destacar, que el mencionado edificio, sito en la quinta avenida de la ciudad de Nueva York está considerado como un símbolo del capitalismo norteamericano.
El hombre en el cruce de caminos, tal como Rivera tituló su trabajo, terminó muy mal cuando decidió coronar su creación con un retrato de Lenin.
Rockefeller lo entendió como una afrenta personal y entonces mandó a cubrir el mural y luego a destruirlo.
Otros trabajos importantes fueron: Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central en el Hotel del Prado de Ciudad de México, el Canto general de Pablo Neruda, La Universidad, la familia mexicana, la paz y la juventud deportista, del Estadio Olímpico de la Universidad Nacional de México, entre otros.
Lo más saliente de Rivera, sin dudas, fue su capacidad de crear un estilo nacional que reflejó en un ciento por ciento la historia de su patria, desde sus inicios hasta la Revolución; en casi todas sus creaciones están presentes el realismo enérgico y los colores muy vivos.
Y en el plano personal, Rivera, tuvo una vida amorosa bastante prolífica…se casó tres veces, primero con la pintora rusa Angelina Petrovna Belova, más conocida como Angelina Beloff, luego con la indígena Guadalupe Marin, y finalmente con la célebre artista plástica Frida Kahlo.
El 24 de Noviembre del año 1957 falleció en la Ciudad de México.