Se denomina didáctica a la disciplina encargada de estudiar la forma en que las formadores pueden transmitir los conocimientos de manera tal que sean asimilados de la mejor manera por parte de los educandos. La didáctica es sin duda una de las herramientas más útiles en el área de la educación, en la medida en que brinda herramientas a los docentes para enfrentar de modo satisfactorio el ejercicio de la enseñanza. En este sentido, puede decirse que la formación en los conocimientos que la didáctica explicita serán decisivos a la hora de brindar una educación de calidad. No obstante, es importante señalar que existen diversas formas en que la didáctica encara este fenómeno, formas que tienen que ver con momentos distintos del desarrollo de la disciplina.
Existen distintos enfoques en lo que respecta al modo en que debe encararse la educación. En efecto, algunos de ellos estimulan una visión en las que el docente debe ser una fuente de saber y que el alumno debe recibir esta de un modo poco participativo, siendo tan solo un mero receptáculo de la misma. Por otro lado, existen visiones que buscan estimular en el educando la posibilidad de que haga preguntas acerca de un determinado tema, que sea inquisitivo y que busque en el docente un apoyo para la búsqueda de respuestas. Es fácilmente observable que ambos enfoques difieren en un alto grado a la hora de presentar una forma de enseñanza efectiva. Lo cierto es que cualquiera sea el caso, los procesos más exitosos en este sentido son lo que han considerado al alumno y le han dado importancia a su rol en el proceso del aprendizaje; en efecto, este es, o debe ser, el sujeto más interesado en el proceso educativo.
La didáctica es una disciplina fundamental en la formación de un docente. Esta hace posible una reflexión en lo que concierne en la calidad de la tarea realizada y la posibilidad de evaluación de ésta. También lleva al docente a cuestionarse acerca de cuál debería ser efectivamente su trabajo. En este sentido, ha existido una variación significativa en lo que respecta a la consideración de la finalidad del docente. En efecto, en la actualidad se lo considera como un copartícipe del proceso, una suerte de facilitador. Es sin lugar a dudas un enfoque que es más interesante para ambas partes, puesto que libra al docente de muchas responsabilidades y torna al alumno en protagonista de su destino.