El primero de mayo de 1886 varias organizaciones de trabajadores estadounidenses se manifestaron para reclamar por la efectivización de la jornada laboral de ocho horas. En la ciudad de Chicago, las huelgas y movilizaciones continuaron hasta que el 4 de mayo se vivió una feroz represión a manos de la policía que le costó la vida al menos a 38 personas.
Posteriormente, se juzgó a quienes fueron señalados como los responsables de la manifestación y se los encontró culpables. Así, de los ocho acusados, cinco fueron condenados a muerte y tres a cadena perpetua. Este suceso fue clave para la unificación del movimiento obrero a nivel internacional. Actualmente, y desde 1889, el 1 de mayo es reconocido en todo el mundo como el Día del Trabajador.
Contexto
La Revolución Industrial fue un proceso de grandes cambios tecnológicos que provocó el paso de una economía agrícola a una economía de tipo mercantil, industrial y urbana. Este proceso, al promover un gran desarrollo de la industria fabril, cambió la forma de concebir al trabajo. De esta forma, se asistió a una proletarización de la sociedad caracterizada por las migraciones del campo a la ciudad y la participación mayoritaria en labores industriales.
A pesar de las mejoras introducidas en la técnica, los derechos de los trabajadores no se introdujeron hasta que ellos lucharon por conseguirlos. De hecho, la proletarización provocó la creación de movimientos obreros basados en las ideas anarquistas o comunistas que utilizaban a la huelga como su principal herramienta en la lucha por obtener derechos laborales.
Estados Unidos no escapó a este proceso: para fines del siglo XIX era uno de los países con mayor desarrollo industrial, lo cual atrajo a las ciudades tanto a la masa de campesinos del interior del país como a los migrantes de otros países, principalmente provenientes de Europa y Asia, que encontraban en dicho desarrollo la posibilidad de ascenso social.
La historia del Día del Trabajador
Tanto como otros derechos laborales, la jornada laboral de ocho horas se ganó con la lucha de los trabajadores. Así, para 1968, el presidente de Estados Unidos, Andrew Johnson estableció las ocho horas de trabajo para todo el país. A pesar de la disposición oficial, los dueños de las fábricas no acataron la orden, por lo que los sindicatos comenzaron a organizarse para reclamar que este derecho se cumpliera.
En esa línea, el 1 de mayo de 1886, gran parte de las organizaciones sindicales se unieron en huelga y movilización para reclamar por el cumplimiento de la jornada laboral de ocho horas. En Chicago, la lucha continuó y los trabajadores también se movilizaron los días 2 y 3 de mayo. Estas movilizaciones fueron fuertemente reprimidas. De hecho, el día 3 de mayo la policía asesinó a seis manifestantes y dejó heridas a decenas de personas.
Ante esta situación, el periodista Adolph Fischer publicó una proclama en su periódico por la cual se criticaba el accionar del Estado de una forma contundente, argumentando que si se ejecutara el fusilamiento de los trabajadores, se conteste en modos en que los “amos” no olviden el episodio. A su vez, se llamó a una jornada de lucha para el día siguiente, 4 de mayo, en la plaza Haymarket.
A la convocatoria asistieron más de veinte mil personas. La policía, como en las ocasiones anteriores, respondió con la represión. El conflicto se agudizó cuando los trabajadores arrojaron un explosivo que mató a un policía. Así, la policía disparó a quemarropa, dejando un saldo de 38 fallecidos y más de 200 heridos. En ese momento, se decretó en Chicago el estado de sitio y el toque de queda, lo cual favoreció la detención y tortura de cientos de trabajadores.
El 21 de junio se inició una causa contra quienes serían los responsables de las movilizaciones. El juicio fue reconocido internacionalmente por sus irregularidades y por la violación a las normas procesales. Finalmente, se encontraron culpables a los ocho procesados y se condenó a la horca a cinco de ellos y a cadena perpetua a los otros tres.
En 1889, por acuerdo del Congreso Obrero Socialista de la Segunda Internacional reunido en París, se estableció al 1 de mayo como el Día Internacional de los Trabajadores en conmemoración de los mártires de Chicago. Hasta el día de hoy se los sigue conmemorando internacionalmente en esa fecha.