En ocasiones, los territorios son transformados de manera radical por algún fenómeno natural o por una acción bélica. Este tipo de cambios bruscos en las infraestructuras de los territorios provocan una devastación.
Se considera que la devastación no es simplemente que una parte de un territorio haya sufrido daños, sino que es la totalidad del mismo que ha sido arrasado.
Las causas de una devastación pueden ser varias. Algunos fenómenos naturales: terremotos, tsunamis, incendios o las erupciones volcánicas son las más comunes. El origen también puede estar provocado por la acción del hombre, y es en los casos de guerra donde existen más devastaciones, especialmente en los bombardeos aéreos.
Hay otras circunstancias en la que igualmente hay una devastación: la deforestación de un territorio o las zonas contaminadas por emisión de sustancias tóxicas.
En cualquier caso, una devastación provoca una convulsión social muy profunda entre las personas afectadas por ella. En estos casos, la primera acción que se realiza es intentar rescatar a los supervivientes y recuperar los cadáveres. Normalmente, las autoridades declaran el lugar devastado como zona catastrófica. Posteriormente, se realizan las tareas de reconstrucción, que pueden durar varios años.
A lo largo de la historia ha habido varios casos de devastación. En el siglo l de nuestra era el volcán del monte Vesubio arrasó las ciudades de Pompeya y Herculano. Todavía se conservan restos de aquella gran catástrofe natural. Un ejemplo de devastación originada por la acción humana es el que provocó la bomba atómica en 1945 en las ciudades de Hirosima y Nagasaki. Su impacto fue tan potente que provocó la rendición del Japón, la destrucción total de las dos ciudades y graves consecuencias físicas y psicológicas entre los supervivientes. Por este motivo, la devastación no tiene simplemente un significado de destrucción física de un entorno, sino que también implica unas consecuencias sociales, económicas y anímicas.
En cualquier circunstancia, una devastación es un momento clave en la historia del lugar arrasado. Hay un antes y un después del acontecimiento que lo ha provocado. Un ejemplo curioso es el pueblo de Belchite, en España. Fue arrasado durante la guerra civil española y se decidió construir un nuevo pueblo en otro lugar, quedando el pueblo originario en ruinas desde 1937.