Podríamos decir con seguridad que el ser humano es el único ser vivo que crea cultura, de manera sistemática y organizada pero también espontáneamente y por el simple hecho de expresarse. Sin embargo, no podemos hablar de un solo tipo de cultura humana sino que la misma puede dividirse en diferentes tipos de categorías. Así, nos encontramos ante el fenómeno de la cultura elitista como aquella expresión representante de una clase social.
La elite como cima de la pirámide social
Para entender a qué hacemos referencia cuando hablamos de cultura elitista, sería apropiado explicitar qué es o qué representa la ‘elite’ como grupo social. Esta palabra, originaria del francés, es utilizada para denominar a la clase social más poderosa y mejor ubicada en la pirámide social, aquella que se ubica por sobre las demás ya que cuenta con el poder tanto político como económico. La elite es una clase social que ha ido variando con la historia y mientras por muchos siglos fue la aristocracia la que ocupaba ese rol, en la actualidad la gran burguesía ha desplazado a la anterior en el puesto.
La cultura de la elite es la que más se ha conocido en la historia
Una vez que tenemos en claro qué es una elite, podemos hablar de la cultura que representa a este grupo social. Por lo general, hablamos de expresiones que respetan las tradiciones e instituciones de cada época, por ejemplo aquellas que son profundamente religiosas desde el punto de vista eclesiástico, así como también aquellas que tienden a mostrar el estilo de vida de los sectores más poderosos.
La cultura elitista jamás tiene en cuenta los deseos, el sentir o las formas de expresión de los sectores populares y esto hace que muchas veces a lo largo de la historia se haya instituido como la única forma de cultura de una sociedad. En gran modo, la cultura elitista, aquella de las aristocracias, de los reyes, de los ricos y de los más dotados para gobernar en la sociedad es una cultura excluyente que en el mismo término ‘elitista’ esconde esta actitud de desprecio hacia lo popular.
El valor monetario detrás de este tipo de cultura
Todas las formas de expresión consideradas elitistas (desde la pintura hasta la escultura, la música, el cine, la literatura) se entiende como un bien simbólico de una parte muy pequeña de la sociedad y esto tiene que ver con un detalle que es que muchas veces esta forma de cultura resulta inaccesible o compleja para los sectores populares. Así, galerías, museos, festivales, o incluso los mismos productos culturales revisten un valor monetario que es imposible de alcanzar para quienes disfrutan de la cultura espontánea, callejera y popular.