La corrupción es un tipo de circunstancia en la que se hace un uso indebido de las facultades que fueron concedidas por terceros, uso que tiende a generar beneficios para el que detenta dichas facultades y que resulta en detrimento de los demás. Así, este tipo de fenómeno tiende a remitir al mundo de la política, en donde determinados individuos se valen de la autoridad concedida por la sociedad para tener una posición privilegiada. También, puede hablarse de corrupción en el ámbito privado, aunque en menor grado pues se entiende que el político, máxime cuando es funcionario público, tiene una obligación con la sociedad. La corrupción también puede utilizarse genéricamente como toda forma de degradación moral.
El término deriva de la experiencia de lo que acontece con la materia orgánica cuando está exenta de vida, es decir, con el proceso de putrefacción. Como es sabido, cuando un determinado organismo fenece, comienzan a entrar en escena diversos fenómenos que hacen que los restos se descompongan. Algunos de ellos tienen relación con la intervención de otros organismos, como por ejemplo bacterias y hongos, haciendo que un cuerpo en cuestión comience a experimentar cambios químicos. La corrupción de un cadáver suele estar asociada a un hedor difícil de soportar.
Este tipo de circunstancia propia del mundo natural es utilizada de modo metafórico para referir a determinados fenómenos de índole moral. En la corrupción que se entiende desde una perspectiva ética, una persona se ve degradada haciendo caso omiso a aquellos valores y deberes que adhirió libremente y que se comprometió a seguir. En el caso de un cargo público, las facultades se delegan con la finalidad que se utilice para promover al bien común antes que para un beneficio personal que ponga a la sociedad en segunda instancia. En este orden de cosas, podemos citar como ejemplos las coimas, el abuso de autoridad, etc.
Existe un refrán que dice que la peor corrupción de todas es la que atañe a los mejores. El mismo evidencia una gran verdad, los estragos de un comportamiento corrupto son más evidentes en donde antes existió probidad. Así, nos alientan a la ira aquellos casos de individuos que debieran haber tenido un mejor comportamiento en virtud de las condiciones excepcionales que les respaldaban. Este tipo de situación debe llevarnos a la reflexión de hacer un buen uso de las oportunidades y posibilidades que se presentan en nuestra vida, honrándolas en todo momento.