Una de las nociones más representativas de nuestra sociedad actual es aquella del consumo responsable, es decir una actitud frente a la vida que implica tomar conciencia sobre lo que consumimos, el gasto que producimos y los recursos que son necesarios para producir lo que uno, a veces, inconscientemente consume a lo largo de su vida. Para transformar el modo en el que nos vinculamos con el planeta es necesario establecer un vínculo más sano y responsable de nuestra parte ya que somos nosotros quienes más nos aprovechamos de él.
El desgaste del planeta y sus recursos como llamada de atención
Tal como hemos señalado en otros artículos, la conciencia sobre el modo en qué nuestro estilo de vida moderno afecta al planeta es un tema relativamente reciente, que se consolida recién a fines del siglo XX. Estas ideas empezaron a surgir a partir de la observación de factores de cambio conocidos como «cambio climático» que han transformado las características naturales de los diferentes ambientes del planeta. Eso a su vez ha generado problemas para los hábitats humanos.
Es así que se define lo que es el consumo responsable y lo que un consumidor responsable debe hacer. En este sentido, esta actitud se caracteriza básicamente por hacernos conscientes de todo lo que consumimos a lo largo de nuestra vida, el esfuerzo de producción que los productos que usamos requieren y el desgaste de energía y recursos que eso conlleva. Alguien que consume de manera responsable es alguien que busca generar el daño menor en la producción y además busca consumir productos renovables.
Un trabajo de conciencia que debería ser elegido por todos nosotros
Al ser los únicos seres vivos capaces de razonar y observar sus propios comportamientos para analizarlos, los seres humanos tenemos un privilegio que debemos aprovechar. Detenernos a pensar en los productos que consumimos (si son locales o traídos de afuera con el gasto de transporte que eso implica), el momento en el que lo hacemos (si son de estación o si son artificialmente producidos), el tipo de energía que se ha utilizado para su producción, si son materia prima o procesados, si contienen agroquímicos o son orgánicos, si implican sistemas de producción masivos como los feed lots o si respetan la calidad de vida de los animales, etc. son tan solo algunas de las cosas que podemos observar y analizar de nuestro comportamiento.
El ser un consumidor responsable no sólo es bueno y recomendable para nuestra salud sino que es una obligación casi ética si queremos cuidar y proteger a nuestro planeta y su infinita cantidad de recursos para las generaciones venideras.