Hay muchas fórmulas destinadas a la creación de asociaciones empresariales. Una de ellas es el consorcio. Consiste en que varias empresas que pertenecen a un mismo sector se unen y crean una entidad nueva, el consorcio.
Este tipo de organismo tiene la finalidad de unir esfuerzos e intereses empresariales. Individualmente cada entidad tiene una capacidad operativa y es autónoma. En cambio, la fusión de varias entidades supone la consolidación de todas ellas, que mantienen su independencia y, a la vez, al crear el consorcio pueden tener una mayor capacidad de influencia. Es una modalidad que tiene o puede tener un propósito monopolista, ya que evita la incursión de un hipotético competidor.
Es habitual que los consorcios sean el resultado de fusionar entidades públicas y privadas. La parte pública aporta la garantía de la administración y la privada proporciona la eficacia empresarial. Con esta unión, el control del sector aumenta considerablemente.
Dentro del mundo de los seguros, cada entidad debe asumir un riesgo en relación con sus clientes. Para minimizar dicho riesgo y garantizar el pago de indemnizaciones, los distintos seguros crean un organismo ( el consorcio de compensación de seguros ). De esta manera, ante posibles gastos imprevistos el consorcio tiene una mayor capacidad para asumirlos.
Otro sentido del término se refiere a la agrupación de individuos que tienen el patrocinio económico de la administración. Se realiza con la idea de proporcionar servicios o bienes para que éstos permitan una financiación propia de los individuos que forman el consorcio.
La colaboración entre el sector privado y el público es cada vez más frecuente. El derecho administrativo así lo contempla, por lo que se potencia este tipo de asociaciones. Son organismos de derecho público. Sus trabajadores pertenecen a una empresa, pero la normativa por la cual se rigen depende de la administración del estado.
Los sectores en donde los consorcios están más extendidos como fórmula organizativa y empresarial son el del transporte, las infraestructuras públicas, las compañías de seguro o el comercio exterior. Todos ellos tienen una dimensión estratégica en la economía, por lo que necesitan de la sinergia entre lo público y lo privado para tener una posición predominante.
Es habitual que los consorcios actúen como grupos de poder ( también llamados lobbies ), ya que su condición asociativa les otorga una mayor influencia en su actividad.