Conclusión significa obtener el resultado final de algo. Es el último apartado de un proceso previo. Para llegar a ella es preciso comprender una serie de etapas anteriores.
La lógica y las matemáticas presentan una serie de problemas que se manifiestan mediante premisas e incógnitas que se resuelven de manera definitiva en una conclusión. Si pensamos en la idea de fórmula nos damos cuenta que ésta solo tiene sentido si los elementos que la forman llevan una resolución final.
Los acertijos y las adivinanzas se resuelven con una información definitiva. Se trata de acertar cuál es la conclusión que esconden. Algo similar ocurre con los crucigramas o los sudokus. Este tipo de actividades funcionan como un reto intelectual que solo se supera con la resolución completa de los mismos.
La actividad científica consiste en establecer un método, aplicarlo a una serie de datos y concluir con una afirmación definitiva, que se presenta como una ley general. No hay ciencia sin conclusiones, pues sería como un proceso inacabado. Esto no significa que los resultados obtenidos sean aceptados por toda la comunidad científica. Suelen haber varias propuestas concluyentes que rivalizan entre sí. Son teorías diferentes, aceptadas por unos y rechazadas por otros.
En el género literario de la novela también existe una idea similar a la conclusión: el desenlace. Una trama presenta una serie de acontecimientos que pretenden suscitar el interés del lector, quien lee el libro hasta el final para conocer el resultado de la narración.
El concepto de conclusión o concluyente no implica necesariamente que sea algo absolutamente seguro, pues es posible que tenga un carácter provisional. Por este motivo, es relativamente frecuente que se revisen algunas conclusiones, porque ya no son válidas por algún motivo o se pretende encontrar otras más satisfactorias.
Cuando hablamos estamos expresando ideas, argumentos y datos. Y todo ello conlleva algún tipo de conclusión. Es la síntesis de una información global. En realidad cuando hablamos o discutimos existe a menudo la pretensión de llegar a un acuerdo.
En la actividad política hay unas posturas enfrentadas y un intercambio de criterios diferentes con la intención de adoptar una resolución que ponga fin al debate. La resolución implica la elección de una postura y dicha elección se concreta en una propuesta concluyente.