El conceptismo es una corriente literaria que se desarrolló en España durante el siglo XVll. Forma parte del barroco y tradicionalmente se presenta como un movimiento contrapuesto al culteranismo.
El representante más genuino de esta corriente es Francisco de Quevedo, pero hay también otros creadores de relieve, como por ejemplo Baltasar Gracián
El rasgo esencial del conceptismo es el predominio de las ideas y los conceptos y de ahí su denominación. El escritor conceptista anhela expresar la realidad con los términos precisos, huyendo de la ornamentación en el estilo. También busca la belleza, pero no como un fin, sino como un medio para comunicar ideas.
En cuanto a los recursos estilísticos, en el conceptismo abundan las paradojas, las perífrasis y las antítesis, así como los juegos de palabras y la polisemia. Estos recursos están al servicio de la armonía y la espontaneidad del lenguaje, ya que la finalidad es contar algo de manera natural, sin la artificiosidad propia del culteranismo.
Los críticos literarios subrayan la intensidad conceptual de este movimiento, pero sin renunciar a la crítica social y a la sátira. Estas ideas se plasman en la obra poética de Quevedo, quien estuvo muy cerca del ambiente cortesano de su época y se atrevió a censurar a ciertos personajes históricos. Su estilo no se limitó a la poesía, pues también cultivo el género de la narrativa (destacando en la novela picaresca), obras ascéticas, tratados morales y de carácter filosófico, así como obras de teatro.
El conceptismo y el culteranismo rivalizaron como estilos literarios. De hecho, el primero representa el predominio del fondo, de lo conceptual, mientras que el culteranismo apuesta por la dimensión formal del lenguaje. Esta oposición estilística se plasmó igualmente en un enfrentamiento entre sus dos máximos representantes, Quevedo y Góngora. En algunas de sus poesías se critican de una manera sutil e ingeniosa. De manera especial es la descalificación de Quevedo hacia Góngora, presentándolo como un individuo pretencioso y ridículo (incluso le llama gongorilla en algún poema). Como es lógico, Góngora respondió ante las descalificaciones, por lo que se ha llegado a afirmar que ambos eran maestros en el arte del insulto.
La influencia del conceptismo fue más allá de la obra de Quevedo y algunos de su tiempo, pues su estilo está presente en varias etapas de la literatura en lengua española: en el esperpento de Valle Inclán, en los poetas de la Generación del 27, en Borges e incluso en cantautores actuales como Joaquín Sabina.