Esta modalidad de cocina se ha convertido en una tendencia en los últimos años. De hecho, es una opción muy válida en aquellos hogares de tamaño reducido donde se necesita aprovechar el espacio al máximo. La cocina americana es muy habitual en pequeños apartamentos o estudios, lofts o bien cuando hay falta de luz.
En el mundo del interiorismo esta tendencia también se emplea en todo tipo de hogares, independientemente de cuál sea su tamaño.
Principales particularidades
La cocina está integrada en el espacio del salón comedor. Con esta ampliación, se crea un nuevo espacio más funcional para las necesidades de la vida diaria. Como es lógico, el diseño de la cocina y el salón deben mantener cierta armonía.
En algunos casos, la cocina americana es cerrada y con esta versión se evita que los utensilios de cocina estén a la vista.
Estas cocinas presentan normalmente una barra o bien una isla. La barra delimita la separación entre cocina y salón. La opción de la isla es adecuada cuando lo que se pretende es ganar amplitud.
Quienes deseen incorporar esta opción en su hogar, normalmente solo necesitan derribar una pared. Si se coloca una isla decorativa será necesario incorporar una campana de extracción de humos.
Una tendencia que está relacionada con los nuevos estilos de vida
Las cocinas americanas no se han puesto de moda por casualidad. Los cambios sociales y, sobre todo, la incorporación de la mujer al mundo laboral han hecho que el espacio de la cocina tenga mayor importancia. En el espacio de las cocinas tradicionales la mujer era la que tenía el principal protagonismo, pero en las americanas es toda la familia la que ocupa este espacio.
La versión integrada de cocina y comedor hace que esta dependencia sea más versátil, pues sirve para tener reuniones familiares, tomar un café, consultar el portátil o comer.
Tipos de diseños y evolución histórica de la cocina
En cualquier hogar la cocina es un lugar de encuentro. Existen estilos muy diversos. Además de la americana, encontramos la rústica, moderna, vintage o la nórdica.
El concepto de cocina doméstica tal y como lo conocemos surgió en el siglo V a. C en la antigua Grecia. Este espacio tenía en su origen una doble función: preparar los alimentos y venerar a los dioses.
En la civilización romana las cocinas incorporaron elementos como el horno, la cisterna y la chimenea.
En la época de los castillos medievales las cocinas eran especialmente espaciosas y contaban con grandes chimeneas.
En el siglo xx se introdujeron dos elementos revolucionarios: la batería de cocina y el frigorífico.