La ciencia ficción es un subgénero narrativo que reflexiona sobre el impacto de la ciencia y la tecnología en la sociedad y en los individuos. Se caracteriza por la creación de mundos plausibles, es decir, posibles de acuerdo con el hipotético desarrollo de las tecnologías que las sustentan. En otras palabras, los hechos presentados en la ciencia ficción podrán coincidir con la realidad de acuerdo con los descubrimientos científicos. Por lo general, la ciencia ficción está relacionada con temas como viajes en el tiempo, robots, mutantes o los usos de la ciencia, aunque también abarca otros de carácter sobrenatural como, por ejemplo, seres extraterrestres. Se le considera parte de la llamada ficción especulativa (aquella donde lo insólito es una posibilidad) por lo que se relaciona con otras narrativas como, por ejemplo, la literatura fantástica.
Una de sus características más importantes, y la que mayor impacto ha tenido, es la creación de mundos distópicos, es decir, sociedades llevadas a la ruina como consecuencia de las acciones humanas. Ejemplo de distopía es la película The fifth element (El quinto elemento) donde la sociedad ha tenido que reajustar su manera de vivir debido a los daños realizados en el mundo, además del constante caos que genera la exterminación siempre latente.
Origen de la ciencia ficción
A pesar de que en el siglo XIX se publicaron obras como Frankenstein de Mary Shelly, o las novelas de Julio Verne, la ciencia ficción tiene sus orígenes en el siglo XX debido a las infinitas posibilidades que ofrecieron los avances tecnológicos, además de que la novela de Shelly está más próxima a la estética romántica que a los intereses y preocupaciones del science fiction. Por su parte, la obra de Verne se centró en vislumbrar la aparición de ciertas tecnologías más que en la reflexión sobre el impacto de las prácticas tecnológicas de las sociedades modernas.
La depresión económica sufrida en las décadas de 1920 y 1930 fue el escenario ideal para el nacimiento de la ciencia ficción. Debido a esta crisis, la generación de jóvenes buscó relatos de corte fantástico, que les permitiera evadir su realidad. Sin embargo, esta intención pronto tomaría tintes más profundos al comenzar a reflexionar sobre las implicaciones de las nuevas tecnologías en la vida de los individuos.
La revista Amazing Stories y la novela Ralf 124C41+ del escritor norteamericano Hugo Gernsback fueron de las primeras publicaciones dedicadas a este género. A partir de estas publicaciones, han surgido distintos autores que han cultivado este género y que han luchado por colocarlo en un lugar fuera de la marginalidad (aspecto que comparten la mayoría de las narrativas especulativas. Entre los escritores más importantes se encuentran Isaac Asimov, Robert Heinlein y Arthur C. Clarke, Phillip K. Dick, Stanislav Lem y Ray Bradbury.
Diferencia entre ciencia ficción y literatura fantástica
Si bien la ciencia ficción y la literatura fantástica son englobadas en los géneros especulativos debido a su contenido no realista, no deben confundirse pues cada una posee sus propias cualidades y características.
De manera general, la literatura fantástica se caracteriza por la oposición entre realidad e irrealidad. Dicho contraste es violento, provocando que el personaje o personajes que experimentan lo sobrenatural duden tanto de lo que presencian como de su propia realidad. Para Yuli Kagarlitsky la literatura fantástica parte de la fe en el mundo cotidiano para llegar a la duda y el horror. Por su parte, la ciencia ficción no se basa en la oposición realidad vs. irrealidad pues el mundo representado se acepta como real debido al sustrato científico que lo sustenta. En este sentido es importante señalar que, debido a la base científica, aspectos sobrenaturales como extraterrestres podrían tener una explicación lógica, explicación que queda fuera de los terrenos de lo fantástico.
Por ejemplo, en la novela Las constelaciones oscuras de la escritora argentina Pola Oloixarac se aborda la posibilidad del control y la vigilancia a partir de la implantación y asimilación de chips biológicos. Estos hechos están apoyados por los avances en las redes de comunicación y los estudios médicos creando un mundo posible donde el flujo de información se entremezcla con el flujo y devenir corporal. Un caso similar ocurre con el cuento o novela breve El hombre artificial de Horacio Quiroga donde un grupo de científicos buscan implantar la conciencia a un ser creado en un laboratorio.
Estos dos textos juegan con elementos científicos como medio para apoyar las acciones que desarrollan. En ningún caso se habla o presenta algo sobrenatural pues la base tecnológica permite que cada uno de los elementos presentados en ambos textos sean posibles en dicho mundo.