Catástrofe es una palabra que procede del griego clásico y significa destrucción. Los griegos la utilizaban originariamente para referirse al desenlace final de una tragedia.
Se dice que ha habido una catástrofe cuando se da un acontecimiento desgraciado. En la antigüedad las desgracias naturales eran atribuidas al designio de los dioses y no a los procesos naturales.
Con la incorporación del pensamiento racional y científico, las catástrofes son descritas mediante procesos de la propia naturaleza. Existen diversos causas que pueden originar catástrofes naturales: terremotos, incendios fortuitos, erupciones volcánicas, tsunamis, riadas, desprendimientos… Todos ellos tienen un denominador común: la destrucción del entorno y las víctimas o heridos implicados.
Hay varias palabras que son sinónimas: hecatombe, desastre o debacle. En todas ellas hay un componente desgraciado y, al mismo tiempo, imprevisible. La mayoría de desastres no se pueden predecir, aunque en algunos casos sí es posible tener un conocimiento previo aproximado (es lo que sucede con algunos fenómenos meteorológicos).
Una situación muy negativa también puede ser considerada como catastrófica (una profunda crisis económica, la bancarrota de una familia o una derrota humillante de un ejército o en el ámbito deportivo).
Catástrofe humanitaria
Cuando una fenómeno natural destruye un núcleo de población o se produce un conflicto humano de extrema gravedad (por ejemplo, un episodio de guerra) se habla de catástrofe humanitaria. En este tipo de acontecimientos, el nivel de devastación y sufrimiento es tan grande que se activan acciones de ayuda y cooperación internacional. Estos dispositivos se ponen en marcha para reducir el caos y el dolor generado por la catástrofe.
Las catástrofes humanitarias suelen despertar el sentimiento solidario de la comunidad internacional. En estas situaciones es habitual el despliegue de acciones de emergencia, destinadas a cubrir las necesidades básicas de la población afectada.
Estos acontecimientos son abordados por los medios de comunicación, los cuales comentan las distintas necesidades que surgen tras la catástrofe: acciones relacionadas con la salud y la higiene, de asilo humanitario, de abastecimiento de alimentos, etc.
Para reducir los efectos de una catástrofe producida por una guerra se creó el Derecho Internacional Humanitario, un conjunto de normas y actuaciones orientadas a la protección de las personas que no han intervenido en la guerra pero que son víctimas de ella.