La capacidad es la aptitud que se tiene en una determinada disciplina o práctica. También puede referir a la condición de un recipiente en función de la posibilidad de contener un líquido. Otras acepciones referirán seguramente al potencial de un determinado elemento de realizar una tarea o trabajo. En cualquier caso, la capacidad hace alusión a una cualidad determinada que muestra algo o alguien, cualidad que suele ser útil. En el caso de las capacidades humanas, estas pueden sin lugar a dudas mejorarse mediante el trabajo y la formación, circunstancia por la que se incrementan o se incorporan otras paulatinamente.
En el caso del hombre, una capacidad es equivalente a un talento. En este sentido, puede utilizarse para generar beneficio tanto a terceros como a uno mismo. Quizá huelgue rememorar la parábola bíblica que refiere el caso de dos siervos que depositaron su talento en el banco y devolvieron los mismos con un interés a su señor, mientras que un tercero lo escondió y al devolverlo fue reprendido. Así, el talento o la capacidad en una determinada disciplina puede y debe mejorarse de forma continua de modo que sea cada vez más útil. Si lo pensamos detenidamente, toda la educación formal tiene este objetivo, tanto en los primeros años como en edades avanzadas.
En el sentido físico, la capacidad alude a la cualidad de un elemento en lo que respecta a la cantidad de líquido que puede albergar. La misma puede medirse en litros o en centímetros cúbicos. Es importante para determinadas tareas en las que se hace necesaria una medición por determinados motivos.
La capacidad también puede entenderse como potencialidad, circunstancia que se aplicaría a cualquier fenómeno. Así, por ejemplo se podría hacer referencia a la capacidad “de generar un trabajo”, a la “capacidad de presión”, a la “capacidad de pago”, etc. Es un tipo de uso del término usual, en el que toma un cariz genérico.
De todas las acepciones planteadas, quizá la más relevante sea aquella que hace referencia a las condiciones humanas beneficiosas. La capacidad entendida como una virtud es un don que debe incrementarse de forma continua. En general, la capacidad más elevada que el hombre tiene y que lo distingue de las bestias es la razón, la posibilidad de comprender el mundo que lo circunda y en función de ese entendimiento tomar las decisiones que se consideren más acertadas. En tanto don, cualquier capacidad en este sentido deben entenderse también como una responsabilidad.