Bonanza es un término que tiene dos acepciones. Por una parte, se refiere a las buenas condiciones del mar, sin oleaje y sin apenas viento. En otro sentido, expresa un período de prosperidad económica.
El mundo relacionado con el mar tiene un amplísimo vocabulario, unos términos muy especializados y vinculados con las circunstancias de la navegación. Incluso se da una peculiaridad singular: una palabra tiene un significado cuando se refiere al mar y otro distinto cuando el contexto es terrestre. Pongamos algunos ejemplos: la milla marítima y terrestre son diferentes, un esqueleto es una estructura animal pero se aplica a la estructura de un barco, un barco realiza una singladura y si el recorrido se efectúa en tierra ya no se emplea esta palabra. Esta misma diferencia se aplica a la idea de bonanza. Fuera del ámbito marítimo no se utiliza para mencionar la estabilidad en el tiempo. Esta particularidad del vocabulario del mar es bastante lógica, ya que lo que sucede en el agua tiene criterios muy diferentes a lo equivalente en la tierra.
El buen tiempo en el medio terrestre es más o menos importante. Sin embargo, donde resulta realmente esencial es en el medio acuático. Si hay bonanza, la navegación será más segura y menos arriesgada, se podrá organizar una actividad pesquera, una travesía o cualquier otra actividad. Y si no hay bonanza, lo que se puede realizar ya incorpora cierto riesgo. De todas formas, la bonanza no es siempre algo positivo, ya que si la calma en el mar es extremada ( lo que se llama la calma chicha ) no es posible la navegación a vela.
Desde el punto de vista económico, se habla de una etapa de bonanza cuando hay una estabilidad general, es decir, la mayoría de las personas tiene trabajo, los precios están estabilizados y, en definitiva, la economía atraviesa un buen momento, sin altibajos ni desajustes significativos. En los momentos de bonanza, hay generalmente un incremento de la inversión pública y privada, la actividad comercial es intensa y los ciudadanos tienen la tendencia a consumir más. Se podría hablar de cierto optimismo social en los periodos de bonanza. Según algunos analistas, la economía está sujeta a ciclos que se van sucediendo. Tras una etapa de crecimiento o de bonanza viene otra de recesión y cuando ésta se supera se inicia nuevamente otra fase de prosperidad. Estos cambios son cíclicos y forman parte de los mecanismos intrínsecos de la economía.
Los sinónimos de bonanza ( por ejemplo bienestar o tranquilidad ) nos recuerdan que se trata de un concepto positivo, una manera de decir que las cosas van bien, ya sea en el mar o en la economía.