El adjetivo beligerante procede de la raíz latina bellum, que significa guerra. Se aplica a aquellas acciones relacionadas con la guerra, es decir, actitudes agresivas o bélicas en las que un ejército se enfrenta a otro con determinación.
El origen bélico de este término no significa que este adjetivo pueda emplearse exclusivamente en un contexto militar. De hecho, se dice que alguien tiene una postura beligerante cuando le gusta la polémica, defender sus ideas con vehemencia e intensidad.
Son muchas las palabras relacionadas con la guerra que se aplican en el lenguaje cotidiano en todo tipo de contextos y situaciones: vanguardia, retaguardia, eslogan, bigote, razia, patrulla, botín, etc. Así mismo, hay muchas expresiones corrientes que tienen un sentido militar. Es el caso del fútbol, donde se habla de «la barrera defensiva», el artillero como sinónimo de goleador o «fusilar al arquero». Se aprecia, por lo tanto, que el lenguaje bélico forma parte de nuestra comunicación.
Así, beligerante se utiliza igualmente como un calificativo que expresa una actitud combativa, lo cual no quiere decir que sea algo negativo. De hecho, se ha acuñado el término de beligerancia positiva, que indica una posición intensa, proactiva y comprometida. En este sentido, la beligerancia positiva implica la no neutralidad con respecto a una situación problemática.
Al emplear el término beligerante, se puede hacer en un sentido negativo (como sinónimo de agresivo) o como algo positivo, es decir, enérgico, luchador y decidido. Es el contexto que envuelve a la palabra beligerante lo que determina su sentido.
En el Derecho Internacional se cataloga a una nación como beligerante si ha adoptado una posición contraria a los intereses de otra. Son diversos los casos históricos en los que una nación recibe la condición de beligerante. Cuando las antiguas colonias españolas en América se rebelaron contra España, Estados Unidos les otorgó la condición de naciones beligerantes, ya que todavía no habían alcanzado la independencia pero intentaban conseguirla. En ocasiones se emplea el término beligerante para describir a un grupo o facción que actúa contra los intereses comunes.
Quien afirma tener una posición beligerante, está comunicando un compromiso con respecto a algo. Se podría decir que hay un componente de vitalidad y energía a la hora de emplear esta palabra.
Beligerante tiene varias palabras antónimas: tranquilo, apagado, sosegado, moderado, apático o flemático. Así, beligerancia sería lo contrario de indiferencia.
Por último, hay que recordar que también se habla de la postura no beligerante, aquella que se mantiene neutral, pasiva y que no entra en un conflicto, ya sea entre personas, entidades o naciones.