Algo ocurre por azar cuando acontece de manera imprevista, es decir, no hay una causa objetiva que explique dicho fenómeno.
La idea de azar se opone al concepto de necesidad. Esta contraposición entre los dos términos ha dado lugar a un amplio debate filosófico y científico.
Para algunos, el azar no existe, es simplemente el desconocimiento de la causa que provoca un hecho. En cambio, hay posturas que defienden que ciertos acontecimientos no tienen una razón concreta, simplemente ocurren y son producto del azar, algo fortuito. Uno de los debates clásicos en este contexto es el existente entre el determinismo y el azar, una polémica con implicaciones morales o en relación con la idea de libertad. En la biología, a la hora de explicar las mutaciones que se producen en la naturaleza, se considera que son de tipo azaroso, una especie de accidente imprevisible. En la matemática también existe un intento de explicar el azar, lo cual se hace a través de la teoría de la probabilidad (se distingue entre lo determinado y lo aleatorio).
En los distintos ámbitos de conocimiento el azar se presenta como un problema. Las explicaciones teóricas que manejamos (pensemos, por ejemplo, en la meteorología) intentan predecir lo que va a ocurrir, pero esta predicción es aproximada, ya que no hay una predicción absoluta, puesto que existe un componente de duda en cualquier investigación, es decir, aquello que de manera azarosa puede ocurrir y que no estaba previsto.
El azar está asociado igualmente con otros conceptos: destino, sino, suerte o fortuna. Esto implica que hay aspectos de la vida que el hombre no puede controlar y esta esfera es, precisamente, el azar. De alguna manera, el saber humano ha intentado reducir el papel del azar, ya que al aumentar nuestro conocimiento se reduce la intervención de las casualidades fortuitas.
Hay un componente misterioso en el azar, la sensación psicológica de que algo muy improbable matemáticamente puede ocurrirnos a nosotros. Esto es lo que sucede con los juegos de azar.
Existen pues, varios sentidos que explican este término. Por una parte, está asociado a la reflexión filosófica y al conocimiento científico. Al mismo tiempo, el azar es el aspecto que interviene en la buena o mala suerte, en el premio de la lotería o la mayor de las desgracias.
Por último, si a la palabra azar le añadimos el sufijo oso u osa hay un nuevo matiz en el término, ya que una vida azarosa es aquella que está llena de imprevistos, aventuras y riesgos.