Se denomina autótrofo a todo aquel organismo capaz de generar su propio alimento, esto es, capaz de generar las sustancias que necesita para vivir y desarrollarse. Esto significa que estos organismos son capaces de tomar distintos elementos del medio en el que se desarrollan, elementos que pueden clasificarse como inorgánicos, y que a través de distintos procesos internos los recomponen de modo tal en que pueden ser incorporados como alimento. A diferencia de los organismos autótrofos, los heterótrofos necesitan de otros organismos vivos para alimentarse. Es debido a esta circunstancia que los organismos autótrofos son considerados los iniciadores de la cadena alimentaria, y deben a esta circunstancia el poseer un rol fundamental para el desarrollo de la vida en la tierra. Así, estos organismos podrán servir a otros de alimento.
Los seres vivos autótrofos por excelencia son los vegetales. Estos organismos obtienen energía del sol y generan oxígeno en el proceso de fabricar sus alimentos. Otro tipo de variante dentro de los autótrofos son las bacterias. A este tipo de capacidad para producir alimentación a su propio organismo se la conoce como producción primaria. El tipo de generación primaria que puede señalarse es la fotosíntesis, que requiere para su puesta en escena del aporte que da el sol en lo que respecta a energía. Así, lo vegetales utilizan esta fuente primaria de energía a través de sus hojas y comienzan con el proceso señalado. Esta forma de generación de alimento tuvo un enorme impacto en la conformación de la atmósfera terrestre. En efecto, gracias al aporte de las plantas, el porcentaje de oxígeno del planeta aumento hasta llegar al punto que hoy consideramos normal y necesario para el desarrollo de la vida. Es por ello que la nutrición autótrofa es tan importante: no solo da comienzo a la cadena alimentaria, permitiendo a los demás seres vivos que no producen su propio alimento tener una fuente de éste, sino que además hace posible la respiración de los demás.
Dado lo expuesto, es fácil llegar a la conclusión que fueron los organismos autótrofos los primero en aparecer sobre la faz de la tierra. Esta circunstancia es en algún punto un misterio, porque es una gran coincidencia que un organismo de tal nivel de complejidad haya hecho su aparición a la par de tener garantizada la posibilidad de reproducirse de modo sustentable. No obstante, este primer paso fue el que permitió el desarrollo de la vida sobre la faz de la tierra tal como la conocemos, en la medida en que generó sus bases a nivel ambiental.